Las cruces en nuestra región

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Por Arturo Benardino

Estamos en el día 42 de aislamiento y la emergencia sanitaria por Covid-19 continúa. Hoy, nuestras familias han recuperado diversos momentos de encuentro que antes no nos imaginábamos. La “normalidad” se rompió. Vivíamos buscando tantas cosas que volver a casa se confundía con un instante más, y ante la llamada ¡Quédate en casa!, manifestamos nuestro descontento.

El 3 de mayo que celebramos la fiesta a la Santa Cruz, reunidos en torno a una misma mesa, debemos guardar silencio, para reflexionar lo que acontece fuera de nuestra casa y contemplar el paso de Dios por nuestras vidas. A nuestras espaldas hay familias y pueblos que cargan dolores y sufrimientos que crucifican su vida:

Al poniente
La cruz de la deforestación de los bosques

El próximo 2 de junio se cumple un año de la tragedia que vivió el pueblo de San Gabriel por la avalancha de lodo y troncos arrastrados por el río Salsipuedes. La pérdida de vidas humanas y económicas fueron la crónica anunciada por la pérdida de la vegetación y árboles en la parte alta de la sierra de Apango y de la zona transvolcánica. Pero también, una evidencia de la explotación y ambición de familias y empresas que han convertido los bosques en terrenos de siembra de aguacates y berries

Al norte
La cruz de la escasez y contaminación del agua

En la región “Lagunas” -famosa por la histórica guerra de “El Salitre” iniciada en 1480-, por donde actualmente cruza la autopista Manzanillo-Guadalajara, los pueblos de Sayula, Amacueca, Atoyac, Teocuitatlán, Zacoalco… están cargando la cruz de la escasez y contaminación de sus mantos friáticos. La cruz es cada vez más punzante por los clavos de las enfermedades de insuficiencia renal y el dengue, que en estos últimos meses han tenido un significativo brote minimizado por autoridades civiles y sanitarias.

Al oriente
La cruz de la pobreza, el deterioro ambiental y la privatización

En el corazón de la sierra del Tigre, los últimos quince años no solo han sido marcados por un “turismo mágico”, sino por la pesada cruz de situaciones que viven los pueblos de Concepción de Buenos aires, La Manzanilla, Mazamitla y Valle de Juárez debido a las problemáticas de la privatización del agua y de la tierra, que son “afilada lanza” que perfora sus costados, a través de la contaminación de ríos y cauces, tala inmoderada de bosque e incendios provocados con la intención del cambio de uso de suelo para aguacates y berries; además de la perforación de pozos para explotar acuíferos y la privatización de los manantiales de agua que abastecen a rancherías desde la época de sus primeros pobladores.

Al sur
La cruz de los bajos salarios, la migración y extracción de recursos naturales

En el valle de Tamazula-Tuxpan-Zapotiltic, fértil para el cultivo de la caña y hortalizas, lugar de minas de hierro y calcio, sufre el dolor de las espinas clavadas por la migración y extracción imparable de sus recursos naturales. Esta zona, que en 1650., se distinguió por el apogeo de sus minas de plata y que hoy expresa su fe a la imagen de la Virgen del Sagrario y al Señor del Perdón.

En la cruz de la pobreza y explotación está clavada la vida de sus pobladores que emigran a Estados Unidos a causa de bajos salarios y en busca de oportunidades, como de los indígenas originarios de Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Colima que venden su trabajo como mano de obra barata para salir de su pobreza.

Estas situación, como otras tantas, encierran profundos anhelos y esperanzas de nuestros pueblos, que son un grito de miles de crucificados que piden calmar su sed, curar sus heridas y atender sus reclamos, de manera especial y urgente, porque es un hecho que todos vamos en el mismo barco y que nadie se salva sólo

Este día 3 de mayo, más que encender cohetes y veladoras, debemos encender nuestras súplicas para que todas las familias en situación de pobreza, que viven en carne propia la situación de vulnerabilidad de sus derechos a un medio ambiente sano, a la salud, al agua limpia en cantidad y calidad, a tener un trabajo y salario justo que les garanticen una vida digna… nos exigen ser “Verónicas” y “Cirineos” que ayudemos a limpiar su rostro y cargar sus cruces.

Arturo Bernardino

Es colaborador de El Puente

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