A todos, mil gracias por sus oraciones
Testimonio de recuperación
Pbro. Martín Chávez Gómez
Párroco de Santa Catarina.
marcha_60@hotmail.com
Recuerdo que era miércoles primero de enero, la gente se felicitaba, se daban abrazos y se deseaban un feliz año nuevo. Estábamos iniciando el 2020, con gran alegría y con muchas ilusiones por delante, los Señores de Catarina, comentaban de sus proyectos para este año nuevo; algunos más compartían lo que iban a sembrar en sus parcelas, unos que iban a echarle tomate, otros que ya se habían decidido a sembrar agave, y otros que pensaban mejor rentarla.
Mientras tanto las mujeres, hablaban sobre lo que habían sufrido durante el año que acaba de terminar, y se decían: “Dios quiera que este año nuevo podamos vivir mejor”. Pero también manifestaban ciertas dudas y temores diciendo: “¿Ya Dios nos permitió iniciar este año nuevo y se preguntaban: ¿Lo iremos a terminar?”
Los jóvenes, tanto hombres y mujeres platicaban de la fiesta que tuvieron para despedir el año y de la desvelada que se dieron en el baile. También manifestaron sus ilusiones diciendo que, en este año, al terminar la escuela, se iban al Norte; otro manifestó el deseo de casarse en este año y no faltó por ahí la bulla y el comentario diciéndole que ya iba a entrar al club de los mandilones.
Entre todos estos comentarios sobre el año nuevo, surgió un comentario muy distinto. Alguien compartió que había oído en las noticias, que en China había una gran epidemia que contagiaba a las personas y que esa enfermedad era consecuencia de comer murciélagos. Y alguien dijo: “Los Chinos siempre son muy cochinos. Comen de todo lo que se les pone enfrente”. Pero a los pocos días se hablaba en la televisión de que esa epidemia ya se había extendido por todo el continente europeo, Italia, Francia y España. Enseguida se dijo que en Estado Unidos ya había llegado el virus y se empezó a hablar de pandemia y a sentir miedo, aunque algunos no creían, diciendo que era cuento de los políticos que buscan el predominio económico mundial y que nada de eso era cierto.
Pero en marzo nos dieron la orden de cerrar los templos y se prohibía toda clase de reuniones en los barrios, se podía celebrar la misa, pero a puerta cerrada, con cierto número de personas y con un gran número de normas a seguir.
Durante la cuaresma las personas tenían miedo a reunirse y por tanto no hubo pláticas cuaresmales. La semana Santa la celebramos, pero con muy poca participación. Los jóvenes salieron con el Señor de la Misericordia por las calles para pedirle que nos librara de dicha pandemia. Las familias salían a la puerta, algunos pusieron un altarcito y rezaban un Padre Nuestro al paso del Señor de la Misericordia.
Durante la Pascua nos reuníamos cada domingo en los barrios con muy poca gente celebrábamos la Eucaristía. Mientras tanto el temor entre las personas seguía creciendo y se decía que ya había contagiados en Zacoalco, y que en varias comunidades la gente ya se había contaminado.
Ante estos temores y rumores yo recomendaba a la gente que nos alcalinizáramos, compartíamos recetas contra el covi.19: dos dientes de ajo, cuatro limones exprimidos, siete cucharadas de miel y cinco cucharadas de aceite de oliva. Yo fui el primero que lo hice y nos tomábamos una cucharada en la mañana y otra en la noche. Además, recomendamos tomar agua de limón, lavarnos las manos continuamente y guardar la sana distancia. Y ahora sí, que se venga el virus, que ya tenemos el antídoto. Durante este tiempo varias personas murieron y en el pueblo se comentaba: “¿No le pegaría el Coronavirus?” La Misa se celebraba en el Panteón para luego sepultarlos.
En la primera semana de junio, yo amanecía empapado de sudor, no sentía en mi cuerpo ninguna molestia, pero de repente me empezó un dolor en el cuello y pensé que sería porque al levantarme lleno de sudor me lavaba la cara. Pero el 11 de junio, amanecí cansado y como si no hubiera dormido nada, con mucho sueño, me dormí. Cuando desperté ya era tarde, no había probado nada, pero no sentía ganas de comer.
A la semana siguiente seguía con los mismos síntomas con sueño y con nada de hambre, entonces vinieron de Guadalajara mis hermanas y le hablaron a un doctor amigo de la familia y me dijo que tenía que ir para checarme. Le dije que el próximo lunes 22 de junio por allá nos veríamos, pero el sábado 20 en Misa de 7 de la mañana no sabía lo que estaba diciendo y no coordinaba nada y no sabía lo que decía y fue cuando ya me llevaron directo al hospital San Francisco de Guadalajara, me hicieron análisis y me pusieron suero y me recetaron inyecciones y me dieron de alta, paro seguí con mucho sueño y el doctor amigo me fue a ver y me envió al hospital me sacaron radiografías y me indicó otras medicinas porque las anteriores no me hicieron provecho, seguía con mucho sueño y sin hambre.
Después de una semana me internaron en el hospital, otra vez con suero y me dicen que ando bajo de plaquetas, y me ponen oxígeno, a los cinco días me dijo el médico que ya me puedo ir a casa pero que voy a seguir con el oxígeno.
Me voy a casa de una hermana para recuperarme, con un puño de pastillas, durante el tiempo que estuve en el hospital no tuve celular, pero llegando a casa, llamadas y mensajes de los compas sacerdotes y de las comunidades donde he prestado mis servicios. De Mazamitla, de la Resurrección, de Atemajac, de Santa Cruz del Cortijo. Sin faltar los de la Parroquia de Catarina, quienes no solo hicieron oración por mí, sino que también me enviaron sus donativos, para los gastos fuera del hospital e hicieron y siguen haciendo colectas para la Mutual.
Por todo esto no tengo palabas para agradecer tanto a mi Papá Dios como a mi Mamá la Virgen de Guadalupe y de La Defensa. Gracias al Señor Obispo que me hablaba continuamente y me pedía que viviera esta experiencia como un retiro espiritual, de encuentro con Cristo que sufrió y murió por nosotros.
Agradezco a todos mis compas sacerdotes por sus oraciones y sus palabras de ánimo. Gracias a todas las comunidades, amigos y parientes que hicieron cadenas de oración por mí. Muchas gracias esto nunca lo olvidaré, y a todos ustedes, los tendré presentes en mis oraciones. Por todo esto se han ganado un lugar en mi corazón. Y como rezan los Adoradores Nocturnos: Sea por siempre Bendito y alabado. Cristo Jesús Sacramentado. Amén.
Animo Señor Cura desde Tapalpa tus amigos también estuvimos y estamos al pendiente, un abrazo
Dios te bendiga Ayer hoy mañana y siempre Martín Chávez Gómez gracias por haber sido parte importante en mi vida y en mi caminar sé que hemos tenido alguno que otro desacuerdo pero nada personal le pido a la Virgen María que lo cuida con su manto y que el señor de la resurrección lo siga iluminando en su caminar en este mundo Terrenal Agradezco al padre celestial el haber coincidido en este mundo en este espacio