Vivir la conversión para hacerse prójimos
Por: P. J. Lorenzo Guzmán J., Rector del Seminario Mayor
Los sacerdotes de la Diócesis de Ciudad Guzmán (DCG) están realizando un taller sobre la Familia, preparado y coordinado por la comisión de capacitación del Consejo presbiteral.
Cada año tienen un taller como ayuda para su formación permanente y con la finalidad de mejorar su servicio a las comunidades.
Este año, después de hacer una consulta al presbiterio, se tomó la decisión de retomar el tema de la familia, sobre todo teniendo en cuenta el Sínodo sobre la Familia, convocado por el Papa Francisco y realizado en Roma del 7 al 25 de octubre de 2015, y que tuvo como tema “La vocación y misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”.
El objetivo del estudio es: “A partir de la situación que viven las familias y a la luz del Sínodo de los Obispos, la Palabra de Dios y la reflexión teológica, encontrar líneas pastorales que nos guíen a un mejor acompañamiento pastoral”.
El taller tiene como título “La familia: situación, desafíos, líneas pastorales”. Se está desarrollando en tres momentos, de acuerdo al método: ver, pensar y actuar. La línea conductora de los trabajos es la parábola del Buen Samaritano (Lc 10, 25-37).
Primer momento: ver
El primer momento del taller, llamado “Lo vio y se compadeció”, se realizó en las vicarías entre agosto y noviembre del año pasado. Estuvo orientado a que los sacerdotes vieran la situación actual de las familias.
Para esto la comisión coordinadora propuso que los sacerdotes fueran a visitar familias que no fueran de las cercanas a la Iglesia, para entrevistarlas y captar su vida.
Enseguida, en las reuniones de sacerdotes, se compartió la experiencia de las visitas, lo que deja el hecho de ir a sus casas y escucharlas –algo que en la práctica poco se realiza–, lo que descubrieron del sentir de las familias sobre su realidad, su experiencia de Dios, sus angustias y esperanzas.
“Nos encontramos con muchas situaciones de sufrimiento y de dolor”, quedó por escrito en la síntesis de este momento. Se señalaron, entre otras cosas, la angustia por la carestía; sueldos insuficientes que obligan a padre y madre a trabajar; el aumento de hombres y mujeres que laboran en los invernaderos; consumo de alcohol y drogas; ruptura, violencia y situaciones de desaparecidos… Además muchas familias ya no estiman el matrimonio y optan por la unión libre y hay indiferencia y alejamiento respecto de las cosas de la Iglesia.
“Caímos en la cuenta de lo alejados que a veces estamos de la vida de las familias y, al mismo tiempo, sentimos que nos deja una mayor sensibilidad sobre sus sufrimientos y la necesidad de una mayor cercanía”. Esto fue remarcado al valorar el visiteo.
De lo descubierto en las visitas y la lectura de la síntesis de la consulta que se hizo en la DCG sobre la vida y situación de las familias –la cual se envió en febrero del año pasado como aporte diocesano para el Sínodo–, se descubrieron desafíos para vivir el ministerio como presbíteros.
Segundo momento: pensar
El segundo momento del taller se realizó en Concepción de Buenos Aires, Jalisco, del 23 al 27 de noviembre. Se llamó “¿Y quién es mi prójimo?”.
Estos días se dedicaron a hacer reflexión teológica sobre el Evangelio de la Familia a la luz de la Palabra de Dios, de algunos aportes de laicos y sacerdotes de la DCG y la Relación Final del Sínodo de los Obispos, entregada al Papa Francisco el 24 de octubre.
Se leyeron los desafíos descubiertos en las vicarías para el ministerio presbiteral, se escuchó la vida de varias familias de la Diócesis y se estudiaron tres temas: “La familia en la ruptura del tejido social”, “El plan de Dios sobre la familia” y “La sacramentalidad de la familia”.
Los sacerdotes se preguntaron en qué deben vivir la conversión para hacerse prójimos de las familias golpeadas por la pobreza, la violencia y el abandono. En la síntesis de las reflexiones se lee: “Pasar de ser sacerdotes preocupados por sí mismos a pastores preocupados por las familias, para tocar en ellas la carne de Cristo. No ser indiferentes ante las problemáticas, salir al encuentro de los que no se acercan, atender cada caso, escuchar y discernir la acción de Dios en cada familia. En nuestra condición de pastores hay que estar abiertos a la acción del Espíritu Santo que nos lleva a vivir la misericordia, la acogida, la escucha, la tolerancia, la flexibilidad, y nos aleja de la condena, los regaños y posiciones moralistas”.
Tercer momento: actuar
El tercer momento del taller, que tiene como título “Ve y haz tú lo mismo”, será para retomar la síntesis de las reflexiones hechas en Concepción de Buenos Aires. En cada vicaría se verá cómo proyectarlas en el acompañamiento a las familias de las comunidades.