Una mirada ciudadana a las elecciones 2012

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En la contienda electoral federal de este año se elegirá al Presidente de la República, a los miembros del Senado y a los diputados federales; y para el caso de Jalisco también se elegirán a gobernador, presidentes municipales y diputados locales. En cada elección hay dos mitos que se tratan de imponer en la opinión pública, mitos que no se vierten en favor de la ciudadanía y de los electores, sino que se propagan para beneficio de los políticos profesionales: el primero es que esta elección será totalmente distinta a las anteriores y por lo tanto no hay posibilidad de anticipar ni generar ningún tipo de pronóstico frente al proceso electoral, el segundo mito es que en esta elección “se juega todo”, que el destino del país y del Estado realmente se define en la elección y que México puede ser otro después de que el nuevo titular del Poder Ejecutivo tome posesión del cargo.

Lo primero que como electores podemos hacer es ubicar las posibilidades reales de la elección y eso significa visualizar a estos comicios como un acontecimiento dentro de un proceso más amplio. Sin duda que es un momento importante, de definiciones que sí tienen afectaciones en la vida pública y social, pero que de ninguna manera son definitorias en cuanto que el país cambie radicalmente. Los procesos sociales e históricos no funcionan de esa manera. Asumir esta perspectiva rompe los dos mitos anteriores, es decir, que en los procesos electorales se hacen evidentes las tendencias sociales que suelen desarrollarse en una comunidad con anterioridad, es decir, que cualquier elección tiene una historia detrás de ella que la va definiendo y la otra es que una elección no representa un “golpe de timón” que nos pueda llevar a lugar inimaginado, ni siquiera una revolución armada tiene las posibilidades que transformar una cultura política de la noche a la mañana.

Ubicar entonces la justa dimensión de unas elecciones ayuda a ensanchar la mirada y afinar el discernimiento sobre la actuación individual y colectiva que podemos tener frente a un evento de este tipo.

Escenario electoral federal

El partido en el poder (Acción Nacional) tiene como candidata a Josefina Vázquez Mota, quien tiene entre sus principales puestos políticos ser secretaria federal de Desarrollo Social, de Educación Pública, fue líder de la bancada del blanquiazul en la cámara de diputados y fue la responsable de la campaña presidencial de Felipe Calderón. Vázquez Mota fue funcionaria de alto nivel, tanto en el gobierno de Vicente Fox, como de Felipe Calderón y esta es la primera vez que tendrá que ganarse un puesto público en las urnas.

En su paso por los puestos antes descritos, no hay ninguna actuación relevante ni protagónica, no generó iniciativas trascendentes en cuanto a políticas públicas, pero tampoco se le conocen escándalos mayúsculos, es decir, personalmente se le puede catalogar como una política de medio nivel. Hasta este momento la candidata del PAN a la presidencia no ha manejado propuestas que resalten, es muy probable que se ubique como la candidata de la continuidad panista y que aproveche electoralmente un discurso de género, aunque nunca se le conoció que tuviera planteamientos de corte feminista, ni que reivindicará los derechos de las mujeres.

En esta elección Josefina Vázquez Mota cuenta con el apoyo del aparato de Estado para favorecer su candidatura y comenzó a utilizar la “guerra sucia” contra sus adversarios. La candidata de Acción Nacional tiene en contra varios factores, primero que encarnará y cargará con los errores, desgaste y desaciertos de los gobiernos panistas anteriores, es decir, lidiará con la crisis de seguridad pública que ya lleva más de 60 mil muertos, con la crisis económica y el empobrecimiento que no se ha podido remontar desde el sexenio de Calderón, con la incapacidad de lograr acuerdos con las otras fuerzas políticas para avanzar en temas sustanciales de la vida pública, con el agravamiento de la violencia política en contra de defensores de derechos humanos y periodistas y con el no cumplimiento de agendas pendientes como el pleno respeto de los derechos de los pueblos indígenas o el problema de feminicidio, por citar algunos de ellos. Aunque la aspirante blanquiazul busque deslindarse de todas estas situaciones con una propuesta “diferente”, hasta ahora no se ha podido desmarcar de esta situación. Sin duda alguna que de los últimos tres candidatos panistas a la presidencia, Vázquez Mota será la que tenga el escenario político más adverso, ya que parece que para un buen número de ciudadanos un tercer sexenio de gobierno federal panista ya no tiene viabilidad. Además la campaña de la abanderada panista no ha logrado levantar revuelo, ha tenido múltiples desaciertos y las encuestas ya la colocan en un tercer lugar de las preferencias electorales.

El candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Enrique Peña Nieto, fue diputado y gobernador del Estado de México, su candidatura a gobernador y presidente es producto del llamado Grupo de Atlacomulco. Este grupo político fue creado por el extinto Carlos Hank González y actualmente pertenecen a esta agrupación Arturo Montiel, Emilio Chuayffet, Eruviel Avila, entre otros. Peña Nieto hasta este momento ha manejado pocas propuestas para su gobierno, resalta la necesidad de volver a generar dinamismo económico para crear empleos y la posibilidad de incrementar la inversión privada en Petróleos Mexicanos. El mexiquense intenta mostrarse como el candidato que sin una ruptura radical, vuelva a llevar a México por el camino del desarrollo. Peña Nieto desde que empezó el proceso electoral se ha ubicado como el candidato a vencer, sin embargo las encuestas más serias y metodológicamente más sólidas muestran que su ventaja se está acortando de manera considerable.

El abanderado tricolor utilizará una extensa red de alianzas y contactos que ha desarrollado a lo largo y ancho del país, los gobernadores de extracción priísta, que son la mayoría, apoyan su candidatura con votos y dinero, además cuenta con el apoyo decidido de Televisa, TV Azteca y otros medios de comunicación, quien junto con el PRI han confeccionado su candidatura y se le considera el “ungido” por Carlos Salinas de Gortari, para que el Revolucionario Institucional recupere la presidencia. A la candidatura de Peña Nieto se han sumando los apoyos de Manuel Espino quien fue uno de los artífices de la guerra sucia en contra de López Obrador en 2006, de Rosario Robles y hasta de Vicente Fox.

El candidato priísta rema contra su propia personalidad, ya que se le considera un personaje sin propuestas propias, que es manejado por otros políticos y que más bien responde a otros intereses. Esta dificultad ya le ha traído varios problemas en su campaña electoral, sobre todo en su visita a la Universidad Iberoamericana, donde le fue muy mal.

Otro de los escollos que deberá enfrentar Peña Nieto es convencer a los votantes de que efectivamente existe un “nuevo PRI”. Sin embargo las acciones y las alianzas que ha generado este partido van en sentido contrario, bastaría citar la coalición que hicieron con el Partido Verde Ecologista de México, la imposición de candidaturas en los estados o la decisión de apoyar a personajes tan controvertidos como Mario Marín, ex gobernador de Puebla, acusado de violación a los derechos humanos.

Otro de los asuntos que deberá sortear el aspirante del tricolor son las acusaciones y escándalos de corrupción y violación a derechos humanos de miembros de su partido y de su propio gobierno. Recordemos el doloroso caso de Atenco, donde se consumaron flagrantes violaciones a los derechos humanos de mujeres y el injusto encarcelamiento de líderes y miembros de la comunidad. El gobierno del ahora candidato de PRI a la presidencia tuvo una enorme responsabilidad en este asunto, que hasta ahora se mantiene en la impunidad. Otro de los temas que seguramente están presentes en la campaña son las acusaciones de corrupción en el gobierno de Coahuila en el periodo de Humberto Moreira, ex presidente nacional de ese partido, que propició un endeudamiento histórico en la entidad, que ahora provoca que los coahuilenses tengan que pagar con sus impuestos la deuda. También pesará la acusación a Tomás Yarrington, ex gobernador de Tamaulipas, de estar coludido con la delincuencia organizada.

Tanto Peña Nieto como Josefina Vázquez Mota, representan una continuidad con los gobiernos anteriores. No es ninguna novedad que el proyecto neoliberal en México ha sido sostenido ininterrumpidamente por los gobiernos de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón, es decir, llevamos 30 años de políticas neoliberales que sumarían un sexenio más con la llegada de Peña Nieto o Vázquez Mota.

Por segunda ocasión Andrés Manuel López Obrador es el candidato de la izquierda institucional en México. López Obrador fue militante del PRI, donde fue diputado por el estado de Tabasco. Fue parte del grupo de priístas que salieron de su partido por no comulgar con el proyecto de los tecnócratas, contendió por la gubernatura de su estado natal donde perdió frente a Roberto Madrazo en una elección marcada por la sospecha de fraude electoral. Fue presidente nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Jefe de Gobierno del Distrito Federal del año 2000 al 2006 y candidato a la presidencia por ese partido en las elecciones federales del año 2006, donde perdió frente a Felipe Calderón en una elección por demás controvertida.

En las anteriores elecciones López Obrador fue objeto de una cruenta campaña sucia donde intervino el oligopolio televisivo, el Consejo Coordinador Empresarial y el entonces presidente Vicente Fox. Se intentó instalar en la opinión pública la idea de que el tabasqueño era un peligro para México. El Tribunal Federal Electoral reconoció estas irregularidades en el proceso electoral, sin embargo no se atrevió a anular los comicios, ya que consideró que no tenía la capacidad de evaluar hasta qué punto había afectado esta campaña en el ánimo del electorado. Luego de esta situación y de un pésimo manejo de la información de parte del consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), se generó una grave crisis política que dejó secuelas que permanecen hasta ahora.

El candidato de la izquierda institucional ha manejado un discurso basado en la llamada “república amorosa”, que más allá de los contenidos concretos, intenta modificar la imagen de este aspirante que luego del 2006 quedó dañada. Es el único de los candidatos que ha dado a conocer el probable gabinete con el que gobernaría. En esta lista destacan nombres como Juan Ramón de la Fuente (ex rector de la UNAM), Elena Poniatowska, Marcelo Ebrard y René Drucker. López Obrador intenta restablecer su relación con el sector empresarial, sobre todo de Nuevo León e incluso logró que el Consejo Coordinador Empresarial expresara que el aspirante de las izquierdas no representa un peligro para México. El tabasqueño consiguió generar una candidatura de unidad en las izquierdas y sin duda alguna es el aspirante que mayor trabajo de base ha realizado en este proceso electoral.

Algunas de las encuestas ubican a López Obrador en el segundo lugar de las preferencias electorales con un rango que va de los 30 a los 35 puntos porcentuales, es decir, ya está a menos de 10 puntos de Peña Nieto. El candidato de la izquierda tendrá que remontar en las preferencias electorales por la vía de suavizar su discurso y propiciar alianzas en una perspectiva de rentabilidad electoral, situación que le puede propiciar perder votos en la propia izquierda. Este incremento en las preferencias está provocando una redición de la guerra sucia del 2006.

Andrés Manuel López Obrador es el candidato que más se aleja de la lógica de la continuidad, sin embargo no es previsible que dé un viraje de modelo económico como el que se llevó a cabo en países como Bolivia o Ecuador. De acuerdo a las propias palabras del tabasqueño, su pretensión es acercarse a políticas como las que implementó Luiz Inacio Lula Da Silva en Brasil.

Campañas electorales estatales

En el caso de las campañas para elegir a gobernador del estado de Jalisco, en general se cumplió el vaticinio de que no veríamos una campaña donde se debatieran diagnósticos, propuestas y soluciones, más bien hay muchas promesas de acciones puntuales y las pocas propuestas de políticas públicas de amplia envergadura, no han sido explicadas con detalles y sobre todo no se han delineado los cómos para conseguirlas. Han sido campañas espotizadas, basadas en la construcción de una buena imagen de los candidatos, que intentan mostrar músculo político en las calles y poco a poco se internan en la llamada “guerra del lodo”, es decir, que las campañas ya tomaron un giro donde la descalificación de los contrincantes y la guerra sucia se acentúan de forma muy preocupante y se convierten en el centro de las campañas electorales.

El candidato de Acción Nacional, Fernando Guzmán, se ha desfondado en su campaña y tres son las principales razones que explica su caída, primero, pesa sobre él todo el desgaste y los errores de 18 años de gobiernos panistas, de los cuáles ha sido un protagonista principal, por lo cual le resulta muy difícil deslindarse de las anteriores administraciones. Segundo, a esto se le suma que Guzmán no es un candidato carismático, se ve forzado en su campaña y no logra generar empatía con los electores. Su campaña no trasciende y no logra despuntar. Tercero, el PAN sufre de una severa crisis interna que provoca que no se conjunten alrededor de su candidato, no hay unidad en el partido, hay ausencia de liderazgos fuertes y no pocos están resignados a administrar la derrota o construir alianzas que les permitan mantenerse en puestos públicos. Parece que una de las pocas certezas que tenemos en este proceso electoral, es que los gobiernos panistas están de salida en Jalisco.

En lo referente al candidato del Movimiento Ciudadano, Enrique Alfaro, ha crecido en la intención del voto, ha generado múltiples alianzas con sectores sociales y empresariales, y aparece como el más carismático de los candidatos a gobernador. Estos aciertos lo han llevado a colocarse en el segundo lugar de las preferencias electorales y se perfila para ser el verdadero contendiente del candidato del tricolor. Sin embargo no ha salido bien librado del escándalo que lo vincula con negocios con Eduardo Rosales (ex presidente estatal del PAN) y con Víctor Hugo Bernal (consejero del Instituto Electoral). Además su conflicto personal con Raúl Padilla (jefe político del Grupo Universidad) llega a rayar en la necedad, desviándolo de entrar en temas de mayor interés público. Seguramente la estrategia central de Alfaro en esta recta final de la elección.

Aristóteles Sandoval aparece como el puntero en las encuestas y es el candidato a vencer, ha logrado generar una cohesión interna en el partido y la gran mayoría de los priístas han cerrado filas en torno a su candidatura, sin embargo durante la campaña ha experimentado retrocesos importantes en las preferencias electorales. La imagen de una candidatura indestructible se ha desmoronado y aparece como un personaje vulnerable y que su triunfo de ninguna manera está asegurado. A pesar de que al principio de su campaña se colocó como la víctima de la “guerra sucia”, ahora ha entrado en la lógica de la descalificación, sobre todo en contra de Alfaro. El candidato del tricolor cuenta con alianzas importantes en el estado, como el Grupo Universidad, quien se olvidó del PRD y puso todas sus baterías en la candidatura de Sandoval. El candidato priísta no aparece como un candidato convincente y que realmente haya tenido una buena gestión como presidente municipal de Guadalajara.

Desde mi particular opinión, en torno a los candidatos a gobernador podemos sacar dos conclusiones importantes: hay elección, es decir, nadie tiene el triunfo asegurado. Es una elección de dos, es decir, la competencia está entre Sandoval y Alfaro.

Las campañas de diputados locales están completamente opacadas por el proceso de elección de gobernador y presidente. Poco se ve en los medios de comunicación sobre esta elección y sólo algunos candidatos a diputados tienen cierta presencia en redes sociales. La siguiente conclusión que podemos inferir, es que tenemos un proceso centralizado en la elección de los ejecutivos estatal y federal, y que los comicios de legisladores está opacado por los anteriores.

Por su parte el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco (IEPCJ) ha tenido una deficiente actuación, por lo menos en tres aspectos: la incapacidad de convertirse en un árbitro legítimo de la contienda, que pueda contener la guerra de lodo y que efectivamente conmine a los contendientes a una elección que ayude al discernimiento ciudadano. A este árbitro pocos le hacen caso y pocos lo toman en serio. Segundo, el tema de las urnas electrónicas ha dejado mucho qué desear, no estuvieron en tiempo y hasta donde la prensa lo consignaba, todavía se presentaban algunos errores. Tres, el escándalo de los negocios del consejero Víctor Hugo Bernal con Enrique Alfaro volvió a poner sobre la mesa la necesidad de tener a un consejo electoral verdaderamente ciudadano. El actual no lo es. Tener un instituto electoral tan débil políticamente con una contienda electoral que se perfila a enrarecerse más y con un escenario competido puede resultar desastroso.

El movimiento “Yo Soy 132”

La buena noticia es la irrupción de los jóvenes universitarios, que aglutinados en torno al movimiento “Yo Soy 132”, surgido luego de la visita de Enrique Peña Nieto a la Universidad Iberomericana, refrescaron el proceso electoral al pedir una mayor equidad en los medios de comunicación, salieron a las calles a exigir una mayor democracia y haciendo política con otras formas y otras claves, no en la lógica de los partidos, sino desde la perspectiva de las y los ciudadanos que hartos del estado de las cosas, toman la política en sus manos para transformarla. Este movimiento representa en sí mismo la mayor crítica a todos los aspirantes a puestos de elección popular, ya que mientras unos miran hacia sus contendientes para tratar de ensuciarlos, los otros ponen el acento en la utopía de un mejor país. Sin duda que las ópticas son distintas.

Publicación en Impreso

Edición: 118
Sección: A tiempo con el Tiempo
Autor: Jorge Rocha

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