Una aventura de superación

El Foro Social Mundial (FSM) fue nombrado “Una aventura de superación” por el teólogo brasileño Luis Carlos Susin. Del 21 al 26 de marzo tuvo lugar la treceava edición del FSM en Túnez. Más de 30 mil personas pertenecientes a unas cuatro mil 600 organizaciones sociales, políticas y alternativas, de al menos 127 países, estuvieron presentes en el Foro Social Mundial. La marcha de inicio convocó a unas 100 mil personas.

La razón para elegir Túnez fue porque ahí se inició hace dos años la primavera árabe, exigiendo mayor democratización y respeto a los derechos de los pueblos. De ahí se extendió a Egipto y a otros países de la región.

La palabra clave de todo el Foro fue: Dignidad. Y todas las discusiones giraron en torno a este tópico. Buscar la justicia y la igualdad para que haya realmente dignidad para las mujeres, para los pueblos, para todas las personas. Esto va de acuerdo con la visión inicial del FSM ante la globalización liberal y capitalista que mercantiliza y destruye a los seres humanos, se trata de una globalización de la resistencia y de los damnificados.

Los grandes ejes de discusión fueron la dignidad humana, la soberanía de los pueblos y el futuro de los movimientos sociales. Y los temas tratados fueron: la cuestión del cambio climático, la inmigración, los medios de comunicación: se busca su democratización y se reconoce en ellos un elemento clave para lograr otro mundo posible y la cuestión de género.

También se dio un lugar a la presencia de la teología y la espiritualidad en el Foro. De hecho, en las tardes se ofrecían paneles y mesas para la reflexión teológica sobre los temas tratados a cargo de los representantes del Foro Mundial de Teología y Liberación ahí presentes.

Un punto de discusión es si los movimientos sociales deben estar en el poder una vez que se ha conquistado, o es mejor permanecer fuera del gobierno para ser una voz crítica frente al gobierno establecido. Se afirma que los movimientos sociales deben comprometerse en políticas de cambio de este sistema.

La convicción continúa: Otro mundo es posible.