Un grafitero con apodo de reportero
Ha expuesto en bares, en la calle, en el Ex Convento del Carmen en Guadalajara, así como también participó en una campaña de la casa tequilera Zausa, aunque su trabajo está en las calles y no en galerías.
El grafiti es una expresión a base de firmas o pintas en los muros de las calles, y según el sitio graffitigarage.com vieron la luz en la fronteriza ciudad de Tijuana, ya que por su cercanía con Estados Unidos permitía un intercambio cultural entre los dos lados. Sin embargo en donde tuvo su mayor auge y su mayor aceptación fue en Guadalajara, capital de Jalisco, en donde pasó de ser una identidad de barrios a una expresión cultural que identificó a muchos jóvenes.
En Zapotlán el Grande, Ciudad Guzmán, existe un grafitero, como se les llama a quienes practican este arte, apodado “Doblehu”, quien a su corta edad ya ha incursionado en la pinta de murales completos, con el estilo del graffiti, ya que otros muralistas son de la corriente de David Alfaro Siqueiros, o José Clemente Orozco, pero dentro del graffiti es de los pocos que siguen utilizándolo en esta ciudad.
El Doblehu se llama Octavio Llamas, inició en las cunetas de la ciudad, haciendo taggs, que consistían en rayar su firma, su apodo en cualquier parte que tuvieras acceso aunque fuera ilegal, sin embargo con el paso de los años fue mejorando su estilo y su manera de ver el arte grafitero para ya no hacer simplemente firmas, si no para meterse en la estética de sus creaciones y en lo artístico.
Según Rogelio Marcial Vázquez, doctor en ciencias sociales por el Colegio de Jalisco, quien trabaja en temas sobre cultura juvenil urbana, mencionó que “los taggers hacen eso por darse a conocer, lo hacen en lugares concurridos” así como un músico crea sonidos y los presenta en lugares públicos.
Aunque el graffiti es considerado como un delito que puede llevar a quienes lo practican a pasar siete años en prisión, para Rogelio Marcial “la legislación no va por ahí, pues mientras más trabas se ponen más espacios se buscan para rayar” mencionó respecto a la aceptación de los jóvenes ante estas situaciones, ya que el graffiti nace netamente como una expresión en contra de lo establecido.
Octavio Llamas dio un salto de las simples rayas con su apodo a las pinturas más elaboradas, creación de murales con un mensaje, aunque el mensaje son sus sentimientos, intenta crear arte que impregne a quien lo vea con su modo de ser, desde lo infantil, hasta lo serias que pueden llegar a ser sus pinturas. Lo toma como un pasatiempo, “podría haber sido escritor, pero se me da más la pintura”.
En Zapotlán el Grande, las expresiones culturales de este tipo llegan a parecer insignificantes, sin embargo en cada casa, en cada barrio, existen jóvenes que se dedican a hacer graffiti, aunque está penado por la ley, no les importa, incluso es una molestia para las sociedad ya que “se daña la propiedad privada” mencionó el académico Marcial Vázquez, además de que los adultos muchas veces no entienden el mensaje, sin embargo para el investigador del Colegio de Jalisco, lo más importante que deben de entender las sociedades son las carencias a las que se enfrenta la juventud: “no hay espacios de aprendizaje, talleres en donde poder expresarse y desenvolverse” continuó.
El Doblehu ya no busca dañar la propiedad privada, se ha metido más en lo estético y las formas legales de hacer su arte, pues ya tiene un uso de conciencia de mayor, piensa en las personas que pasan todo un día pintando sus casas y el coraje que les ocasiona que en una sola noche ya esté de nuevo invadidas por los grafiteros. Aunque menciona eso, su mayor número de trabajos siguen estando en la calle. Ha participado en exposiciones colectivas aquí en la ciudad y en Guadalajara, ha logrado salir de las calles para estar en galerías, pero aún disfruta más el espacio urbano, pues una de sus mayores satisfacciones es “ir caminando por la calle y escuchar a alguien que ve mis trabajos decir que está muy bueno, que les agrade a las personas que ven lo que hago”
El asunto de su apodo
Cuando estaba estudiando en Guadalajara formaron un colectivo junto con otros jóvenes que también se dedicaban a las pintas callejeras, “ahí se me ocurrió el apodo de Doblehu” pues intentó responder las cinco preguntas periodísticas, que por su escritura en ingles contiene cinco letras w al inicio, qué, quién, cómo, cuándo, dónde, “¿quién soy?, ¿por qué lo hago?, ¿qué quiero?, es lo que intente descubrir partiendo desde lo que hago” la expresión artística del graffiti fue su móvil para poder entender lo que hacía y lo que quería en un futuro, aunque esto no le da para comer.
Publicación en Impreso
Edición: 127
Sección: Pinceladas
Autor: Alonso Sánchez