Testigos de la historia
Los portales de Sayula son escenario de bellas costumbres
Por: María de Jesús Ramírez Parra
En 1546 se fundó el pueblo español de Sayula, exactamente en el cruce de lo que hoy son las calles Benito Juárez y Manuel Ávila Camacho, por gestiones ante la Corona del Capitán Andrés de Urdaneta. En los protocolos urbanos del Imperio de Carlos I de España, se trazó el poblado español, a cordel, formando dichas avenidas.
Se levantó casa del Rey, mesón, Iglesia y cárcel, alrededor de una amplia ágora que más tarde sería flaqueada por portales, proyectándose como una de las ciudades más importantes en los territorios occidentales de la Nueva España. Algo que indudablemente queda marcado en el recuerdo de los habitantes de Sayula son las hermosas y tranquilas tardes que se viven en el centro de esta ciudad, rodeado de portales que te remontan a épocas felices.
Desde hace un siglo la juventud tenía por costumbre asistir al templo a misa de seis, y saliendo ir a dar la vuelta a los portales o “Parián” como se nombran en conjunto, ahí estaba el salón azul, lo que hoy es una fuente de sodas; Los Ángeles, donde podías tomar tu cervecita, restaurant de Magaña; salón de Barajas, tipo restaurant –cantina, en esos establecimientos había rokolas, en las que colocando monedas tocaban tu melodía preferida; el gusto era dar vueltas en esos portales, en un solo sentido los hombres, en el contrario las mujeres.
Estos portales fueron escenario perfecto para esos convites, donde damas y caballeros intercambiaban lluvia de confeti, serpentinas, cascarones de agua florida; para coquetear, conocerse, gustarse, tratarse y llegar a algo formal; costumbre que fue mermando desde 30 años para acá; cuenta la señora Micaela Alvarado que actualmente tiene 92 años de vida, que ella tenía 14 años, y su hermana Concha 18.Ellas iban a dar la vuelta, doña Mica recuerda lo hermoso que se veían los portales, con chiquigüites llenos de flores de san Juan que traían del cerro en las fiestas patrias: “entre el año los llenaban con flores de espino, varas de nardos que los caballeros cuando pasaba una dama le ofrecían la flor, si la muchacha admitía, entonces aceptaba que la acompañaran a dar la vuelta y sus galanteos, si no, es que no le atraía”.
Cuatro son los portales utilizados por gente de antaño: el Javier Mina, Ignacio Zaragoza, Hidalgo y Morelos, éstos fueron construidos sobre la mitad del ágora central del centro histórico, el terreno era parte de la plaza de armas de Sayula que hasta mediados del siglo XIX sirvió de patíbulo, ejecutándose o castigando públicamente a delincuentes.
Este Parían tiene una historia particular donde se combinan el ingenio, la suerte y el buen gusto. Se dice que fue diseñado por el presidente municipal de Sayula, el señor José Vázquez, y no por un arquitecto, desafiando las tendencias arquitectónicas de la época con una idea traída de Asia a donde viajó este municipal; se realizó con mucho éxito el proyecto.
Las arcadas tienen el estilo arabesco, pero sin llegar al gótico o mudéjar; aunque también recuerdan los diseños hindúes. Luego sería añadido un mirador y balcón en un estilo más gótico, por el doctor Félix Ramos sobre el portal Morelos. Pero básicamente es una arquitectura original con influencia asiática; producto del ingenio que, combinados con el azar, permitieron que este conjunto de portales se integrase a su entorno arquitectónico y lucieran su belleza exótica sin caer en el exceso.
Sayula posee 10 portales con 715 metros lineales: la sección poniente del portal Allende es la arcada más antigua del centro histórico, se piensa que fue construida en el siglo XVI, Portal Galeana y Portal Libertad, su Arquitectura es estilo Neoclásico, se encuentran en el perímetro oriente y poniente del centro histórico, son los más grandes, con una extensión de cien metros cada uno.
En el portal Libertad se ubicaron a su vez cantinas y casas de juego, lo que le ganó el mote popular el siglo antepasado de Portal de los siete vicios; El portal Colón, con un estilo muy bello, mide apenas 30 metros, pero le da un toque de elegancia al centro histórico. Sus arcadas evidentemente góticas, pudieron ser un capricho del dueño de la finca que enmarca. Se integró muy bien al conjunto sin contrastar gracias al Parían de enfrente, que ya era parte del juego arquitectónico.
No son sólo piedras y cemento de diferentes estilos. Son ante todo testigos de décadas de historia de Sayula y de los miles de personas que han pasado por ellos.