Paraguay padece democracia debilitada

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En Abril del 2008 Paraguay celebró la elección de Fernando Lugo como Presidente, lo que terminó con 60 años consecutivos en el poder del Partido Colorado. La alternancia parecía fortalecer la democracia paraguaya.

Luego de tres años de gobierno, se vivió un giro el 22 de junio, cuando el Presidente Lugo fue destituido por el Senado de Paraguay mediante un juicio político apresurado e irregular propuesto por la oposición, el Partido Colorado.

El argumento de la destitución, al que la mayoría de la población se opone, es el mal desempeño de las funciones de Lugo como Presidente, en concreto por su actuación tras la matanza de once campesinos y seis policías resultado de una orden de allanamiento en una propiedad en Curuguaty, ciudad ubicada al este del país. A esto se suman cargos como el uso inapropiado de instalaciones de las Fuerzas Armadas para un mitin político. Su vinculación con grupos campesinos que han ocupado predios privados en Ñacunday. La incapacidad de hacer frente a la crisis social y de inseguridad del país. Y la firma del Protocolo de Ushuaia II, aprobado por el Mercosur, y que se argumenta que viola la soberanía del país.

La irregularidad y manipulación del proceso de destitución pone en duda el respeto a la democracia paraguaya. El juicio político se llevó cabo en menos de 48 horas y en él se violaron sus garantías constitucionales. El trasfondo de la situación son las pugnas con el Partido Colorado, ya que éste fue el intento 24 de destituir al presidente a lo largo de su mandato.

Lo cierto es que Lugo llegó a la presidencia de un país con importantes rezagos sociales, fuertes desigualdades, corrupción, una endeble democracia y conflictos sociales. A esto se suman las trabas impuestas por la fuerte oposición a la que se ha enfrentado en el Congreso y el Senado.

La destitución del presidente, debilita el paso que hace tres años dio el país hacia la alternancia, un componente importante de una democracia estable. Y es que la democracia no es sólo el acto de realizar elecciones cada cierto periodo de tiempo; por el contrario, se trata de un proceso que requiere dos factores importantes: consolidación y fortalecimiento. La destitución, que ha sido llamada a nivel internacional un “golpe de Estado” no contribuye a ninguno de ellos, sino que trunca el proceso democrático de Paraguay y aumenta la conflictividad interna que ya se vivía en el país.

Publicación en Impreso

Edición: 119
Sección: Miradas
Autor: María Fernanda Peña

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