Obama vino a México
El 2 de mayo se llevó a cabo la sexta visita del presidente de Estados Unidos (EU) a México. Aunque Barack Obama ya había visitado antes el país, esta fue la primera visita oficial de su segundo mandato. La breve estancia se dividió en tres momentos: primero se reunió en privado con su homólogo Enrique Peña Nieto. Luego, ambos mandatarios dieron una conferencia de prensa en el Palacio Nacional para dar a conocer los resultados de la reunión previa. En la mañana del 3 de mayo, Obama se dirigió a los jóvenes en el Museo de Antropología. Inmediatamente después tuvo una junta con algunos empresarios en el país y partió luego hacia Costa Rica.
Antes de su llegada concedió una entrevista para Ameritas Quarterly en la que habló sobre los temas que abordaría durante su visita a México y Costa Rica. Obama consideró a este viaje como una oportunidad de reforzar y expandir las relaciones bilaterales con México y con algunos países de Latinoamérica. Sobre el primero dijo: “México es uno de nuestros mayores socios comerciales, y el segundo mercado más grande para las exportaciones de Estados Unidos. Por ello, estaré discutiendo con el Presidente Peña Nieto maneras en que podamos continuar reduciendo las barreras al comercio y las inversiones, crear más trabajos para nuestra gente y hacer que nuestras economías sean más competitivas a escala global.”
Esto ilustra una agenda lejana a las preocupaciones más urgentes respecto de la reforma migratoria y de seguridad para ambos gobiernos. Se esperaba que Obama abordara con más profundidad estos temas, pues el número de inmigrantes en EU y el número de deportados en el último año han sido considerado como los más altos en su administración.
Ya en México, Obama se mostró optimista sobre la aprobación de la reforma ignorando, según el reporte de The New York Times, el debate interno y la oposición republicana encabezada por el senador Rand Paul.
En CNN Chile hace poco se publicó que una razón del retroceso en la reforma recae en los atentados de Boston que fueron realizados por dos hermanos chechenos que habían logrado ya la ciudadanía estadounidense. De acuerdo a una encuesta nacional divulgada por el Centro de Investigación Pewen EU, tras el hecho 58% de los encuestados opinó que el atentado y la reforma migratoria son cuestiones distintas, mientras que 36% sugirió que dicho evento debería discutirse en el Senado. Por ello puede argumentarse que aunque el impacto no fue trascendental, sí influyó en una menor aceptación a la reforma.
Por su parte en el tema de seguridad, Enrique Peña Nieto tampoco profundizó sobre el flujo de armas ilegales procedentes de EU, ya que el control de éste en el país se ha debilitado especialmente en los últimos años. Las recientes modificaciones del gobierno mexicano a los acuerdos de seguridad con el vecino del norte fueron motivo de consternación en Washington. Luego de la toma de posesión de Peña Nieto, éste restringió el acceso a las agencias de seguridad estadounidenses en el país. Para Maureen Meyer, especialista en México de la Oficina de Latinoamérica para Washington, la razón principal de ello, se justifica en los esfuerzos emprendidos para centralizar y adquirir un mayor control sobre la lucha contra el crimen organizado.
Así la rueda de prensa giró principalmente en torno a temas vinculados a la relación económica bilateral. En relación a esto algunos de los puntos centrales fueron el fortalecimiento de lazos comerciales, la garantía de un futuro energético y el refuerzo de vínculos en el área educativa para proporcionar a los jóvenes nuevas tecnologías, además de invertir en innovación y en desarrollo.
Respecto al Tratado de Libre Comercio de América del Norte entre México, EU y Canadá se hizo alusión al aumento del comercio entre los dos primeros. Obama resaltó que 40% de los productos que México exporta a EU están hechos con partes estadounidenses, lo que se atribuyó al surgimiento de México como centro manufacturero emergente de la economía global, y por ello las posibilidades para continuar, e incluso aumentar dicha coproducción se ven favorecidas. El diario La Jornada reportó que el intercambio comercial entre ambos países ascendió a cerca de 494 millones de dólares en el año 2012. Peña Nieto subrayó que el país ha tenido un crecimiento económico de aproximadamente 4% anual, y las promesas de su sexenio se perfilan al mejoramiento de condiciones económicas.
La mañana siguiente, en el Patio del Museo de Antropología, Obama se dirigió a los jóvenes invitándolos a dejar atrás los estereotipos impregnados en la relación bilateral. Expresó que se podrían aprovechar las oportunidades y el progreso que ha tenido el país en los ámbitos económico y político.
Obama reconoció que EU debe cooperar más con México para combatir la violencia desatada por el crimen organizado mediante la reducción del flujo de armas y la demanda de droga de su país. Mencionó que se habrá de trabajar con el gobierno mexicano para tener una frontera bien regulada. No obstante, declaró que la solución a esta problemática en el largo plazo se dará únicamente a partir de un México próspero y en crecimiento. He aquí que su gobierno focalice sus mejores esfuerzos en impulsar el desarrollo económico en México, como única fórmula para frenar la inmigración ilegal.
Si ambos mandatarios reconocen las estrechas relaciones económicas y comerciales ya existentes entre ambos países, es pertinente cuestionar entonces si la solución al desarrollo, por lo menos para México radica en el fortalecimiento de la relación bilateral. Es decir, si hasta ahora ya es bastante fuerte pero no se han visto mejoras significativas en el país para la mayoría de la población, ¿por qué habrían de estrecharse aún más?
Las áreas de mayor urgencia y por tanto de gran interés para ambas naciones no reflejan primacía en ninguna agenda, sino más bien complementos. Los temas de mayor complejidad e interés para ambas sociedades, y sobre todo para su población más vulnerable permanecieron inconclusos. Temas como la pobreza, la desigualdad y la corrupción constituyen un gran obstáculo para alcanzar la prosperidad que Obama presume. De lo anterior vale la pena cuestionar si conviene a México insistir en la integración económica con el mismo socio comercial. Si lo que se busca es una mayor seguridad económica, una buena alternativa es aplicar uno de los principios del actual modelo económico, diversificar mercados.
Finalmente, Obama vino a legitimar el gobierno de Peña Nieto frente a la juventud mexicana. Su discurso ante ella apeló estratégicamente a los mexicanos, expresando lo que se ha anhelado escuchar: la importancia del migrante en la economía estadounidense, el futuro prometedor de los jóvenes mexicanos no sólo en México, sino en Estados Unidos también. Vino a asumir responsabilidad por los daños colaterales del flujo de sus armas al país. Sin embargo, su discurso siguió enfocado a las minorías, el joven y el empresario, quienes representan sólo un pequeño porcentaje de la población mexicana; el sector que tiene acceso a la educación, que a su vez está secuestrada y mermada por la burocracia en el país, él que tiene acceso a todo tipo de oportunidades a las que gran parte de la sociedad no puede acceder con igual facilidad. Este contrasta frente a un país de pobreza, de desigualdad socioeconómica, de corrupción y de favoritismos que obstaculizan y dificultan determinantemente el progreso del país. La relación bilateral entre ambas naciones, no debería enfocarse pues en el ámbito económico ya que resulta en una visión excluyente, poco integral y representativa de las múltiples problemáticas que aquejan al país. Por el contrario, debería reflejar la solidaridad mutua en aspectos de mayor necesidad, premura e inclusión.
Publicación en Impreso
Edición: 128
Sección: Reflejo Internacional
Autor: Yosemite Santiago Franco