Las cosechas están empeñadas
En un escenario de baja producción agrícola y recrudecimiento de la pobreza alimentaria, Jesús Gutiérrez Valencia, coordinador diocesano de la red “Sembradores de Vida”, compartió sus puntos de vista sobre los factores y alternativas en el sector agropecuario en nuestra región sur de Jalisco.
El campo mexicano vive en una crisis a punto de detonar. Los bolsillos y los estómagos vacíos de millones de mexicanos son las consecuencias más evidentes de esta cruda realidad. Jesús Gutiérrez Valencia, conocido como “El Seco” es el coordinador diocesano de la red “Sembradores de Vida”, que desde hace 22 años promueven proyectos orientados hacia una cultura comunitaria familiar en nuestra región.
Con la amabilidad y sencillez que le caracterizan, Gutiérrez Valencia explicó contundente: “La situación del campo no sólo es crítica, sino preocupante. El hecho de que 12 millones de mexicanos sobrevivan en el sector informal y que 50% de la población mexicana padece una pobreza alimentaria, no es cosa menor”.
El Seco evaluó las condiciones locales que han propiciado la crisis: “En nuestra región hay varios factores determinantes. Uno, es el temporal de lluvias. En los dos últimos años ha sido poco e inconstante. El proceso productivo quedó cortado y la producción se redujo. Hoy, el temporal es un factor de riesgo. Otro, es la cuestión económica. Los insumos son cada vez más caros y la cosecha no alcanza a cubrir los costos de la inversión ni a tener recursos para la próxima siembra. Los campesinos al no tener su propia semilla, se ven obligados a comprarla a los monopolios acaparadores a un precio cada vez más alto. La cosecha ya está empeñada”.
Al profundizar en el diagnóstico sobre porqué los campesinos son los más afectados, El Seco guardó primero guardó silencio para reflexionar, luego aseguró: “El campo se ha transformado en una empresa. Vivimos bajo un sistema económico dominante y excluyente que ha convertido todo en mercancía y es regulado por las leyes de la oferta y la demanda. Se ha modificado la visión sobre la tierra. La experiencia de considerar la tierra como una madre que nos quiere y alimenta se ha ido perdiendo. Hoy, es un objeto de producción; se ve como un substrato que hay que explotar para sacarle la mayor ganancia. La competencia y la ganancia se han impuesto a los valores de la participación y colaboración. Y esta situación ha provocado graves impactos, no sólo económicos, sino sociales, culturales, ecológicos y éticos”.
Frente este panorama, le preguntamos cuál ha sido la política asumida por el gobierno. Al respecto, Gutiérrez apuntó: “Desde hace 50 años, el campo vive en el abandono. Los campesinos no tienen condiciones para producir. El gobierno, bajo pretexto de desarrollo tecnológico y apertura comercial, ha implementado un diseño que favorece el proyecto empresarial de las agro-industrias. Apoya proyectos que él impone, aporta dinero a través de sus organizaciones y con los proyectos comunitarios es muy exigente. Su proyecto es excluyente y asistencialista destinado a crear beneficios a los grandes empresarios en detrimento de los pequeños productores”.
Para el representante de Sembradores de Vida, existen condiciones para mantener la esperanza porque hay alternativas: “Claro que hay alternativas. El camino es favorecer la cultura campesina familiar con todas sus implicaciones. Se debe considerar la tierra como un ser vivo en armonía con la naturaleza y cultura del pueblo; entender que la producción debe estar en función de nuestras necesidades; la tirada no es producir para vender y con la venta comprar lo que necesitamos, sino producir en comunidad para subsistir. Hay que recuperar la idea de la diversidad para garantizar la alimentación para no seguir apostando a los monocultivos. Esta es la alternativa”.
Para El Seco esta idea es posible: “Estamos lejos y somos pocos los que estamos dando pequeños pasos por este camino. Es difícil porque es una decisión que debe ser vista como una vocación. Las experiencias son pequeñas, pero alentadoras. Nuestra organización, integrada actualmente por 45 personas, no quitamos el dedo del renglón. Creo que la pobreza alimentaria y la escasez de agua van a provocar una reacción que nos llevará a volver los ojos al campo con esta visión y vocación”.
Caminar y enfrentar la vida con una visión alternativa y un compromiso comunitario son señales de esperanza en los procesos de construcción de una nueva sociedad. Jesús Gutiérrez, como otras tantas personas, por su conciencia y compromiso son una canción nueva de protesta y esperanza.
Publicación en Impreso
Edición: 116
Sección: Dichos y Hechos
Autor: P. Luis Antonio Villalvazo