La primera página de un acontecimiento que dejó huella

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Por: Raúl Torres

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Los 32 asistentes de Francia, España, Alemania, Canadá, Estados Unidos, Italia, El Salvador, Polonia, y los 60 mexicanos fueron nombrados huéspedes distinguidos en una sesión solemne de Ayuntamiento de Zapotlán, algo que –según algunos de los asistentes- fue algo especial. Con esto y la celebración de la misa presidida por el señor obispo Rafael León, a las 7 de la tarde en Catedral se inauguró el XI Simposio Josefino.

Pero lo que más les sorprendió a los visitantes fue que la música y los bailes de las cuadrillas de danzantes y sonajeros no sólo atrajeron agua del cielo, sino que convocaron a la gente que bajo la lluvia de la tarde se realizó el tradicional reparto de Décimas para la fiesta de San José. “Ciudad Guzmán es una región josefina, desde 1747 se le rinde homenaje a San José y éste los protege de los temblores”, diría en las palabras de bienvenida, el misionero josefino Ambrosio García Moreno a los participantes en el Simposio.

La mañana del lunes 30 está cubierta por un manto de nubes que abrazan los cerros que amurallan a Ciudad Guzmán, y en el Seminario Mayor Diocesano alrededor de 60 personas –en su mayoría seminaristas– van y vienen ajustando los detalles para iniciar las actividades del Simposio. Algunos están en la cocina y el comedor, llevan y traen platos, están atentos a que quien se siente a la mesa reciba algo de almuerzo previo a la maratónica sesión de conferencias que está por delante.

Juan Gaspar, encargado de la comisión de organización, anda de un sitio a otro; ha surgido un pequeño contratiempo en la cabina de traducción –desde donde las conferencias se transmiten simultáneamente al español, italiano e inglés– y el seminarista los apoya para resolverlo. Una vez que está todo en orden tiene un tiempo para detenerse y comentar que seis meses antes del evento comenzaron los preparativos conformando diversas comisiones: la de huéspedes, liturgia, secretaría y limpieza, entre otras. “Hay 13 personas metidas de lleno desde hace seis meses y cerca de 60 más apoyando”, señala mientras voltea con otra persona y hace una señal para indicarle que en un momento estará con ella, seguramente para resolver otro imprevisto.

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El otro asunto que llama la atención de muchos es la remodelación del Semanario, concluida momentos antes del inicio del Simposio; y es que si bien se habla de San José como protector del pueblo, en este caso también fue benefactor, pues desde hace tres años que se decidió que Ciudad Guzmán sería sede de este evento internacional, se planeó remozar el seminario. Se arreglaron jardineras, el aula, la cocina y los drenajes, se instaló el alumbrado en el patio central y se realizaron trabajos de pintura en prácticamente todos los espacios. Además, se colocó una escultura de tamaño real de la figura de San José que, según algunos bromistas, parece más un auto retrato del escultor, sólo que sin lentes.

Poco a poco se van llenado los 200 lugares que hay dentro del salón de conferencias para el acto inaugural del Simposio. Los asistentes hablan en varias lenguas y los minutos previos al inicio de las ponencias sirven para conocer o reencontrarse con amigos.

Para el señor obispo Rafael León, este simposio, además de ser una oportunidad para conocer los estudios que hacen los investigadores de la vida y misión de San José, es una ventana para la reflexión de los temas cotidianos de la iglesia: “Lo que vemos en las conferencias es un nivel muy alto de teorización, pero dado que el ambiente en Ciudad Guzmán es de religiosidad popular, también se busca que los ponentes estén en contacto con la gente para que expliquen a otro nivel las cosas sobre las que reflexionan aquí en el simposio”.

El sol comienza a caer a plomo al medio día del lunes 29, el manto de nubes que cubría Ciudad Guzmán se ha disipado y en el centro una familia enfila hacia el Templo de la Tercera Orden, a un costado de Catedral; les han dicho que hay una exposición sobre San José y que entre otras cosas hay nacimientos de todo el mundo. Se trata de la exposición Ioseph, que con motivo del Simposio se presenta para observar las diversas manifestaciones artísticas en que ha sido plasmada la figura de San José.

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“Esta exposición quiere ser un homenaje al carpintero de Nazaret, el hombre que hace caso a sus sueños, el hombre que sabe que tiene una misión qué cumplir: amar, proteger y sostener a su familia. Así como millones de Josés anónimos que se esfuerzan por cumplir su tarea, aunque para ello tengan que remar contracorriente”, reza el tríptico donde se da cuenta del contenido de la exposición: pinturas, filatelia, nacimientos, iconografía, anagramas, túnicas y mantos, décimas, libros de valor histórico y algunas publicaciones de estudio josefino.

Los latigazos que se escuchan por las calles de la ciudad antes de la fiesta son un presagio al sonido de los cohetones que detonarán el 22 y 23 de octubre.

Publicación en Impreso

Edición: 132
Sección: Dichos y Hechos
Autor: Raúl Torres

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