La formación de futuros sacerdotes, una tarea de todos

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En el contexto de la celebración del Año Sacerdotal y en el marco de la fiesta a señor San José, patrono de nuestra diócesis y de nuestro Seminario celebramos, el pasado domingo 21 de marzo el “Día del Seminario” en un ambiente de oración y esperanza que ayudó a la comunidad diocesana a tomar conciencia de que el Seminario es el corazón de la diócesis y la formación de los futuros sacerdotes es tarea de todos.

El Seminario, sobra decirlo, no es un edificio sino el espacio privilegiado, la escuela y la casa de la formación de los futuros sacerdotes que se preparan para ser discípulos misioneros del Evangelio, en las comunidades de nuestra región sur de Jalisco en el presente inmediato y en el futuro próximo. El Seminario es ante todo un ambiente, donde con constancia y delicadeza se va fraguando, discerniendo y moldeando la vocación de servicio en los jóvenes que deciden responder al llamado de Jesús de entregar su vida y vivir su fe como pastores comprometidos para intentar dar respuesta a las necesidades de su pueblo.

La formación de los futuros sacerdotes no es cosa fácil ni al vapor;  el sacerdote no se improvisa. Su formación requiere de tiempo y de un atento acompañamiento. Por eso, su proceso de formación es responsabilidad en primer lugar de las familias cristianas, porque es ahí donde se siembran las semillas de la vocación. Si no hay una vida cristiana en las familias, es difícil que nazcan las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. La comunidad cristiana tiene un encargo fundamental, porque es el “horno” donde se foguea y se cuece la inquietud vocacional.  Toda vocación  exige del testimonio y en la vocación sacerdotal, este aspecto esencial recae en los sacerdotes, en los formadores y en los mismos seminaristas. Pero de manera especial, en el señor Obispo que es el principal responsable en la tarea de formar los futuros sacerdotes como personas íntegras, cristianos auténticos y pastores alegres sembradores del Evangelio.

Sin embargo, debemos subrayar que el principal protagonista en la tarea de la formación es el mismo seminarista que debe tomar conciencia de que su crecimiento debe ser en todos los aspectos de la vida. Su mente debe estar despierta para percibir la realidad que se vive y visualizar el horizonte. Su corazón es la fuerza que debe sostenerlo en su compromiso diario con una actitud de entrega generosa, expresión de su humanidad humilde y sencilla. Sus manos tiene que llevarlo a compartir sus capacidades y habilidades en favor de los más desprotegidos y vulnerables de la sociedad. Porque su vocación exige no sólo renuncia, sino entrega y la opción por vivir con austeridad solidaria, no tacaña. Sus pies son el cimiento de su proyecto de vida que debe ser sólido como la roca para sostener y afrontar los vientos huracanados que se viven en un cambio de época donde los valores la herramienta necesaria e indispensable para afrontar los desafíos de este tiempo marcado por la incertidumbre y la falta de perspectivas y esperanzas.

En este año, el “Día del Seminario” vivió con alegría el primer hacia la ordenación sacerdotal de José Luis García de la parroquia de san Martín de Porres; Alfonso Contreras de la parroquia de Mazamitla; César Alvarado de la parroquia de Cristo Rey y Edgar Humberto Solano de la parroquia de san Juan Bautista, Tuxpán quienes recibieron los ministerios de Lectorado y Acolitado, el viernes 19 de de marzo, en la Iglesia Catedral.

El caminar y el compromiso de formar los futuros sacerdotes continúa. En esta Semana Santa, los seminaristas vivirán una fuerte experiencia pastoral en varias comunidades de la diócesis y, los nueve seminaristas del primer año de filosofía, estarán en algunas colonias de la parroquia de Zihuatanejo, Guerrero, perteneciente a la diócesis de Ciudad Lázaro Cárdenas.

Nuestro señor Obispo Rafael León, el equipo de los sacerdotes formadores y maestros en todas las etapas y los sacerdotes de la diócesis, hoy y siempre agradeceremos, las oraciones, el cariño y la generosidad de los bienhechores y comunidades, que con su granito de arena, contribuyen en la difícil pero necesaria formación de nuestros futuros sacerdotes.

Numeraria

– 161 muchachos en los círculos vocacionales.
– 150 seminaristas en familia que cursan el primer año de preparatoria o equivalente.
– 60 seminaristas en familia que participen en la etapa de preparación al curso introductorio y que cursan el 2º. Año de preparatoria.
– 48 seminaristas en familia que disciernen su decisión de ingresar en el Curso Introductorio.
– 8 en el Curso Introductorio.
– 28 en la etapa de filosofía.
– 12 en la etapa de teología.
– 2 Diáconos ordenados.

Publicación en Impreso

Número de Edición: 100
Sección de Impreso: El Campanario
Autor: P. Alfredo Monreal.
Seminaristas: Carlos Preciado, Simón Aguilar, Francisco Pulido, Diego Cruz y Joel Contreras

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