Iglesia que dialoga con el mundo
La Constitución pastoral Gaudium et Spes (GS: Gozos y Esperanzas) del Concilio Vaticano II representa una novedad en la historia de los Concilios Ecuménicos. Por primera vez un documento conciliar se dirige no sólo a los hijos de la Iglesia y a cuantos invocan a Cristo, sino a todos los hombres (GS 2). Este diálogo con el mundo no estaba previsto en los 71 esquemas elaborados por las comisiones preparatorias del Concilio. Esta omisión puede resultar sorprendente, ya que en las alocuciones u otros documentos del Papa Juan XXIII que se refieren a la preparación del Concilio no faltaban intuiciones en esta dirección.
Por indicar dos de ellos: En la convocación oficial del Concilio señala el Papa: “Se exige ahora de la Iglesia que inyecte la fuerza perenne, vital, divina del Evangelio en las venas de la comunidad humana actual”. Igualmente, en su encíclica Mater et Magistra (Madre y Maestra), señalaba: “La santa Iglesia, aunque tiene como misión principal santificar las almas…, se preocupa, sin embargo, de las necesidades que la vida diaria plantea a los hombres” (No. 3).
Más curioso todavía es que en el radiomensaje del 11 de septiembre de 1962, a un mes de distancia de la inauguración del Concilio, Juan XXIII propuso ya la distinción fundamental que sirvió más tarde para dar unidad sistemática a toda la obra del Concilio, y en la que uno de los polos sería la futura constitución GS: “La Iglesia… en su estructura interior, vitalidad ad intra (hacia adentro); y mirada en las relaciones de su vitalidad ad extra (hacia afuera), es decir, la Iglesia de frente a las exigencias y a las necesidades de los pueblos”.
La decisión de elaborar una Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual encuentra su punto de partida en la importantísima intervención del cardenal L. J. Suenens el 4 de diciembre de 1962, quien propuso que el Concilio fuera un Concilio sobre la Iglesia y tuviera dos partes: de Ecclesia ad intra- de Ecclesia ad extra. Bajo el segundo título se hablaría de la Iglesia en cuanto que entabla un diálogo con el mundo y ella resuelva las cuestiones de mayor importancia que el mundo le propone, esencialmente cuatro: la vida misma de la persona humana, la justicia social, la evangelización de los pobres, la paz internacional y la guerra.
En su primer discurso al Concilio como Papa, en la apertura de la segunda etapa (29 de septiembre de 1963) Pablo VI colocó, entre los principales fines del Concilio, “el diálogo de la Iglesia con los hombres de nuestra época”.
Cuando la recién nombrada Comisión de coordinación del Concilio se reunió por primera vez en Roma en enero de 1963, se redujo la lista de esquemas a 17. Como último esquema de la lista aparecía uno nuevo con el título: “Sobre los principios y la acción de la Iglesia para el bien de la sociedad”. Este fue elaborado por la Comisión teológica y la Comisión sobre el apostolado de los seglares.
Para marzo de 1963, un grupo de peritos de ambas comisiones bajo la supervisión de siete obispos, redactó el primer texto de la constitución: “Sobre la presencia y la acción de la Iglesia en el mundo actual”. Aunque se apreció positivo el trabajo realizado, el texto no fue considerado todavía apto para ser presentado al Concilio. Esta insatisfacción explica que en septiembre de 1963 se elaborase otro texto en Malinas, doctrinalmente más rico, pero menos concreto con respecto a los problemas más graves de la humanidad.
Hacia el 26 de noviembre de 1963, en la segunda etapa del Concilio, se alzó en el aula la voz del cardenal V. Gracias para proponer que se pidiera al Papa que en la próxima etapa se examinara en primer lugar ampliamente el esquema XVII; lo cual sería de gran importancia para Asia, África y América del Sur. Del 1 al 3 de febrero de 1964, se preparó en Zurich un nuevo esquema. Este texto corregido se discutió en el aula conciliar del 20 de octubre al 5 de noviembre de 1964. Posteriormente en un reajuste de temas, el esquema XVII se convirtió en esquema XIII, nombre que se hizo muy popular.
El texto fue sometido a una discusión general en el aula durante la cuarta etapa conciliar del 21 al 23 de septiembre de 1965. Las votaciones parciales se desarrollaron del 15 al 17 de noviembre. Finalmente, el 7 de diciembre de 1965, en la 9 Sesión pública fue solemnemente aprobada la Constitución Pastoral Gaudium et Spes: Los votantes fueron 2 mil 391, de los que 2 mil 309 votaron a favor, 75 en contra y 7 anularon su voto. Fue el último acto magisterial del Concilio Vaticano II, cuya clausura tendría lugar el día siguiente.
La Constitución apoyándose en principios doctrinales, pretende exponer la actitud de la Iglesia ante el mundo y los hombres contemporáneos. Lo hace recogiendo en la primera parte la doctrina que en la segunda parte, se aplica a los grandes problemas del mundo actual.
Publicación en Impreso
Edición: 128
Sección: Hagamos Memoria
Autor: P. Alfredo Monreal Sotelo