Celebración del mes del seminario en nuestra diócesis
Nuestra Diócesis vivirá durante marzo el Mes del Seminario, en el contexto del Año Jubilar Juvenil. De ahí el lema: “Desde la juventud respondamos al llamado”. Es una oportunidad de seguir animando a los jóvenes en su compromiso bautismal y a que consideren en su vida el llamado de Jesús a seguirlo desde la vocación sacerdotal.
Nuestro Seminario Mayor, que nació en 1983, se ha propuesto el Objetivo de: “Acompañar a los aspirantes al sacerdocio ministerial en el proceso de su formación integral, a fin de que logren configurarse a Cristo el Buen Pastor, y así sepan evangelizar acompañando en su peregrinar al pueblo y a las comunidades eclesiales, en estas condiciones históricas concretas”.
El Seminario divide su caminar formativo en tres etapas: Curso Introductorio, Filosofía y Teología.
El Curso Introductorio, es el año en que los seminaristas inician la formación a la vida sacerdotal, para que desde una inserción libre y gustosa en la vida de la comunidad se integren al trabajo pastoral de la Diócesis y adquieran una visión global de los objetivos del camino vocacional al sacerdocio. Esta etapa actualmente se realiza en San Gabriel. Durante el año los seminaristas participan en la pastoral de las comunidades de la Parroquia.
La filosofía que dura tres años, es la etapa en que se busca crecer en la maduración humana y cristiana como discípulo de Jesús, escuchando su Palabra y compartiéndola como un agente pastoral en las comunidades donde se participa. Para crecer en la respuesta libre y madura ante el sacerdocio ministerial. El último semestre de la filosofía se realiza la experiencia de discernimiento, para superar dudas y fortalecer la inquietud vocacional de frente a la teología.
La Teología es la etapa de configuración con Cristo Buen Pastor, asumiendo el estilo de vida que hará apto al joven para ejercer en la Iglesia el ministerio sacerdotal. Esta etapa tiene una duración de cinco años y se divide en tres momentos: durante los dos primeros años, los seminaristas viven la experiencia de la Iglesia en la base acompañando un barrio o colonia de alguna de las parroquias de la Primera Vicaría.
En el tercer año se amplía el nivel de la presencia pastoral; pasando a un sector conformado por varios barrios y se promueve la comunión entre las comunidades. Durante el cuarto y quinto año, los jóvenes son asignados a alguna parroquia de la Diócesis, con el objetivo de asumir responsabilidades pastorales a nivel parroquial y en equipo con sacerdotes y laicos.
En su caminar, el Seminario pone su atención constantemente en el proceso Diocesano, en la realidad, en el magisterio de la Iglesia y en la Palabra de Dios. En cada una de las tres etapas se busca una formación equilibrada, teniendo en cuenta los aspectos o áreas: humano-comunitario, espiritual, intelectual y pastoral.
El área humana es la base de la formación sacerdotal. En ella se busca el desarrollo integral de cada Seminarista. Con la perspectiva de lograr una humanidad bien estructurada. Esta dimensión cultiva, entre otras cosas, la humildad, la valentía, el sentido práctico, un corazón bondadoso, la rectitud en el juicio y la discreción, la tolerancia y la transparencia, el amor a la verdad y la honestidad.
Desde el punto de vista físico se interesa por la salud, alimentación, actividad física y el descanso; favorece que se adquiera una personalidad estable, caracterizada por el equilibrio afectivo, el dominio de sí y una sexualidad bien integrada. Se considera que la formación humana constituye la base necesaria para la evangelización.
La formación espiritual se orienta a alimentar y sostener la comunión con Dios y con los hermanos, en la amistad con Jesús buen Pastor y en una actitud de docilidad al Espíritu. El centro de la formación espiritual es la unión personal con Cristo, la cual se anima con la oración, la escucha de la Palabra, la participación en los sacramentos, en la liturgia y en la vida comunitaria.
En la dimensión intelectual se busca que los seminaristas obtengan una sólida competencia en los ámbitos filosófico y teológico, y una preparación cultural general que les permita anunciar el mensaje evangélico de modo creíble y comprensible al hombre de hoy.
En el aspecto pastoral se procura preparar a los seminaristas para ser pastores a imagen de Cristo; Por eso la formación sacerdotal debe estar impregnada de un espíritu pastoral que los haga ser capaces de sentir la misma compasión, generosidad y amor por todos, especialmente por los pobres, y el compromiso por las causas del Reino.
El Seminario necesita el apoyo de las comunidades y agradece su oración y solidaridad. Invita a todos a seguirnos teniendo en su corazón, mostrando su generosidad a través de la oración y la cooperación económica, que son indispensables para la tarea de la formación.
CUADRO CON LOS NUMEROS DEL SEMINARIO
Seminaristas:
Curso Introductorio-6
Filosofía- 11
Teología- 17
Sacerdotes ordenados desde 1983
Para la Diócesis- 72
Para otras Diócesis- 6
J. Ezequiel Suárez Ruiz, David Aguilar Rubio, Pbro. J. Alfredo Monreal S.