Año jubilar: año de Gracia

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El próximo 30 de junio nuestra Diócesis de Ciudad Guzmán cumplirá 40 años de haber sido creada. Por ese motivo, nuestro obispo, Mons. Braulio Rafael León Villegas, decretó un Año Jubilar. Se añaden otros dos motivos importantes. En 2012 celebramos los 50 años del inicio del Concilio Vaticano II y los 15 años de la realización del Sínodo Diocesano.

Los orígenes del Año Jubilar

El nombre de Año Jubilar viene de la Biblia. Literalmente leemos en el libro del Levítico, capítulo 25,8ss: “Contarás siete semanas de años, es decir, cuarenta y nueve años. Entonces, el día diez del séptimo mes, harás resonar el cuerno por toda la tierra; lo harás en la Fiesta del Perdón. Declararás santo el año cincuenta y proclamarás la liberación de todos los habitantes de la tierra”. En el verso 11 leemos: “Ese año cincuenta será un año de jubileo”.

El nombre de Jubilar viene de yôbel, palabra de origen hebreo que significa corneta o cuerno de carnero que los rabinos judíos hacían sonar para proclamar el año Jubilar. Entonces, Jubilar, en un primer momento no significa júbilo, sino lo que tiene relación con el cuerno de carnero.

En un segundo momento, la palabra Jubilar, o Año Jubilar, va a tomar todos los significados que se desprenden de lo que indica el Libro del Levítico: liberación de los esclavos; quienes empeñaron sus tierras por necesidad, las recuperaban; ese año se dejaba descansar a la tierra y se comía sólo de lo que el campo produjera; era un año de bendición sobre la tierra; un año para no hacer mal a nadie; un año de alegría, de descanso; era un año santo.

La función del Año Jubilar era preservar la igualdad entre los hijos de Israel, y no que unos se enriquecieran a costa de las necesidades de sus hermanos. Era una forma de buscar la realización del proyecto de Dios que era de igualdad y de justicia para todos sus hijos e hijas. Sin duda alguna, aunque no se cumplió siempre con lo que estipulaba este Año Jubilar, sí caló profundo en la conciencia del pueblo elegido, y quedó como una referencia del pasado, que se actualizaba en momentos especiales a manera de paradigma: El Año Jubilar.

A lo largo de la historia de la Iglesia se han proclamado Años Jubilares con motivos de grandes celebraciones. Cuando se cumplieron los 2 mil años del nacimiento de Cristo, el Papa Juan Pablo II convocó a un Año Santo para recordar y celebrar este acontecimiento fundamental. El espíritu que animó este Año Santo fue precisamente el del Año Jubilar.

En las huellas del Año Jubilar

Nuestra diócesis de Ciudad Guzmán quiere celebrar sus 40 años de existencia en el espíritu del Año Jubilar. Quiere que sea un año de bendiciones para el caminar de esta Iglesia particular; para celebrar la acción de Dios en nuestra historia; para hacer memoria de las personas y de los acontecimientos que han dejado huella en nuestro caminar; un año de oración y de agradecimiento. También de reconocimiento de nuestros errores y de súplica de perdón; un año para tomar fuerza y seguir como Pueblo de Dios.

Por este motivo se han programado diversas actividades en la diócesis: semanas de estudio, semanas bíblicas, elaboración de los Planes parroquiales y celebraciones. La principal actividad es que todas las parroquias de la Diócesis elaboren un Plan de Pastoral, fijen sus prioridades para trabajar con un marco teórico bien definido, señalen actividades concretas y promuevan una organización de personas y recursos que las puedan llevar a cabo. El marco general para la elaboración de los planes parroquiales nos la da el Sínodo Diocesano y el IV Plan Diocesano de Pastoral.

Es una manera de hacer presentes, aunque a cierta distancia, los sabios lineamientos y principios teológicos que señaló el Concilio Vaticano II para toda la Iglesia. Estos son: el lugar central de la Palabra de Dios en la vida de la Iglesia, la Iglesia entendida como Pueblo de Dios y sacramento de salvación, como signo e instrumento del Reino de Dios; la Iglesia de cara al mundo y a su servicio. De este manantial y de su aplicación en Medellín, hemos bebido como diócesis a lo largo de los 40 años.

Llegamos a los cuarenta años con opciones definidas: ser una Iglesia en camino, servidora del Reino, opción por los pobres, por las Comunidades Eclesiales de Base y por los jóvenes. Y ahora en el IV Plan Diocesano de Pastoral, se marcan, además, la formación, la lucha por la vida digna y la ecología.

Así llegamos a la celebración del Año Jubilar. Es un paso para seguir caminando.

Publicación en Impreso

Edición: 116
Sección: Ventana desde la Fe
Autor: P. Juan Manuel Hurtado

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