Seis seminaristas recibieron el ministerio diaconal

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Cristo quiere que seamos capaces de ayudar a aquel que tiene hambre de justicia, de verdad,

de paz, de libertad, de humanidad; que tiene hambre material, que es excluido y desechado

Los diáconos son como los meseros

Por: P. J. Lorenzo Guzmán J., Párroco de Huescalapa

El día en que el Seminario diocesano cumplió 153 años y en la víspera de los 25 años de la clausura del Primer Sínodo Diocesano, el obispo Óscar Armando Campos Contreras ordenó seis diáconos en la Catedral de Señor San José.

Ellos son David Aguilar Rubio, de Atemajac de Brizuela; Noé Castro González, de Chiquilistlán; el zapotlense Jonathan Emmanuel Ceballos Reyes; Eduardo Colima Hernández, de Zacoalco de Torres; Juan Fidel Cruz López, originario de San Antonio, municipio de Tapalpa; y el tuxpanense Jesús Hernández Vargas.

En el momento de ser llamados y presentados ante el pastor diocesano, quien luego expresó su gusto por ordenarlos diáconos, fueron acompañados, entregados y bendecidos por sus papás.

Enseguida se presentó el símbolo de una siembra que representa el proceso vocacional. Los seminaristas son la tierra que recibe la semilla del Reino de Dios; sus familias preparan la tierra y depositan la semilla; la comunidad se encarga de remover, moldear, cuidar y limpiar los surcos; el seminario y el presbiterio son el agua y el abono; el obispo es el custodio que vigila, revisa y protege paternalmente el proceso hasta la cosecha.

Durante la homilía, Campos Contreras les pidió que tomaran conciencia de que ellos son los primeros responsables de esa siembra, cuya semilla de la vida y la vocación ha sido sembrada por Dios.

“A ustedes se les va a pedir el servicio de Cristo diácono, que quiere servir a sus hermanos”, les dijo.

Cristo quiere que veamos las necesidades más profundas del ser humano y que seamos capaces de ayudar a aquel que tiene hambre de justicia, de verdad, de paz, de libertad, de humanidad; que tiene hambre material, que es excluido y desechado.

“Los diáconos son como los meseros de calidad; no son la comida, sino los que llevan el alimento”, concluyó.

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