Homilía para la Vigilia Pascual 2015
El grito de Dios
Durante toda la semana, a partir del Domingo de Ramos, seguimos a Jesús paso a paso, desde su entrada triunfal en Jerusalén hasta su sepultura. Mientras Jesús era negociado, entregado, apresado, abandonado, afrentado, acusado con falsos, negado, condenado a muerte, abofeteado, escupido, homologado a un delincuente, azotado, coronado de espinas, injuriado, golpeado, cargado con la cruz, crucificado, insultado, asesinado, parecía que Dios estaba ausente o mudo.
El grito de Dios
Textos: Gn 1, 1-2, 2; Gn 22, 1-18; Ex 14, 15-15, 1; Is 54, 5-14; Is 55, 1-11; Bar 3, 9-15. 32-4, 4; Ez 36, 16-28; Rm 6, 3-11; Mc 16, 1-7.
Durante toda la semana, a partir del Domingo de Ramos, seguimos a Jesús paso a paso, desde su entrada triunfal en Jerusalén hasta su sepultura. Mientras Jesús era negociado, entregado, apresado, abandonado, afrentado, acusado con falsos, negado, condenado a muerte, abofeteado, escupido, homologado a un delincuente, azotado, coronado de espinas, injuriado, golpeado, cargado con la cruz, crucificado, insultado, asesinado, parecía que Dios estaba ausente o mudo.
Jesús experimentó este sentimiento, al grado de decirle que lo había abandonado. En esta noche nos encontramos con que Dios no estaba ausente ni callaba ante el sufrimiento y “fracaso” de su Hijo. Acabamos de escuchar la respuesta de Dios a Jesús y a sus asesinos, que pensaban haber acabado con Él. En el texto del Evangelio oímos el grito de Dios, un grito silencioso, pronunciado en medio de la noche. Las mujeres fueron las primeras en captarlo y transmitirlo.
Jesús de Nazaret, el crucificado, el abandonado, el fracasado, había resucitado. Fue lo que escucharon María Magdalena, María la madre de Santiago y Salomé. Había que decirles a los demás que se prepararan para encontrarse con el Resucitado, en Galilea. En esta noche resuena el mismo grito de Dios para nosotros. Animados por el encuentro sacramental con Jesús, vayamos a comunicarlo a los demás, especialmente a los fracasados, abandonados, excluidos.
4 de abril de 2015