Homilía para el Viernes Santo 2023
Jesús, siendo el Sumo Sacerdote, aprendió a obedecer padeciendo. Su sacerdocio no fue cultual sino existencial.
Aprender a obedecer
Textos: Is 52, 13-53, 12; Hb 4, 14-16; 5, 7-9; Jn 18, 1-19, 42
Durante la Cuaresma estuvimos reflexionando sobre la escucha mutua, entre Jesús y su Padre, entre Jesús y personas sufrientes y excluidas, entre Jesús y sus discípulos. Hoy en los textos bíblicos encontramos la consecuencia de esta escucha mutua: la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.
Dice la Carta a los Hebreos que Jesús, siendo el Sumo Sacerdote, aprendió a obedecer padeciendo. Su sacerdocio no fue cultual sino existencial y esto tiene mucho que decirnos a nosotros, que participamos de su sacerdocio por el Bautismo, y de manera especial a quienes participamos del sacerdocio ministerial. La escucha de Jesús a su Padre se tradujo en obediencia. Fue obediente hasta la muerte, que fue de cruz, como escribió san Pablo. Su obediencia no fue forzada, como un chaleco de fuerza, sino asumida con total libertad. Lo expresa el mismo autor de la Carta a los Hebreos en otro pasaje. Pone en sus labios el salmo que dice: “Aquí estoy, Dios mío, vengo a cumplir tu voluntad”.
La voluntad de Dios no fue la muerte de su Hijo, sino la salvación de la humanidad. El costo fue su muerte. En la cruz quedó despedazado, irreconocible, como anunció el profeta Isaías. Fue la consecuencia física de su tortura, como lo narra san Juan; pero fue también la consecuencia de su obediencia, de su fidelidad como enviado del Padre. Llevaba sobre sí las culpas de todos, confesó Isaías. En su cuerpo, en su cruz, en su muerte van nuestras culpas, nuestros pecados. Así ejerció su sacerdocio sumo, por medio de la escucha y la obediencia.
Al vivir el signo de la adoración de la Cruz y participar de la Comunión sacramental este Viernes Santo, nosotros renovamos nuestro compromiso de vivir nuestro sacerdocio común escuchando a Dios y a Jesús; obedeciéndolos, aunque esto nos lleve a sufrir, a padecer, como Jesús. También nosotros, discípulos de Jesús, tenemos que aprender a obedecer padeciendo, con la confianza de ser escuchados, como Dios escuchó los clamores de su Hijo resucitándolo.
7 de abril de 2023