Homilía para el 3er domingo de Cuaresma 2022
Los textos de la Palabra de Dios nos hacen un llamado a la conversión. “Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos”, dijo Jesús al comenzar su misión.
Escuchar el llamado a la conversión
Textos: Ex 3, 1-8. 13-15; 1 Cor 10, 1-6. 10-12; Lc 13, 1-9
Los textos de la Palabra de Dios que se han proclamado nos hacen un llamado a la conversión. “Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos”, dijo Jesús al comenzar su misión. Convertirse es cambiar de vida y este cambio debe ser radical, es decir, desde la raíz, desde lo más profundo del corazón, que es donde se cultivan las decisiones de la vida. La Cuaresma, no olvidemos, es un tiempo de preparación para la celebración de la Pascua y el mejor modo de prepararnos es fortaleciendo nuestro esfuerzo por cambiar de vida.
Durante su ministerio, Jesús varias veces repitió su llamado a la conversión. Las situaciones de sufrimiento por las masacres o accidentes, como las que son mencionadas en el texto del evangelio no son castigo de Dios. Las guerras entre países, entre partidos políticos, entre grupos del crimen organizado y las nefastas consecuencias que traen, como la muerte, la migración, el hambre, la destrucción, tampoco son castigo de Dios, pues Él es compasivo y misericordioso, como estuvimos respondiendo en el Salmo. Son más bien expresiones de lo duro que se ha hecho el corazón de muchas personas y grupos, por la ambición del poder, como dice un dicho: “toda guerra tiene detrás una lucha por el poder”.
La respuesta de Jesús a quienes le contaron lo de la matanza de los galileos por orden de Pilato fue en relación a la conversión. “Si ustedes no se convierten, perecerán de manera semejante”. Es la llamada del Señor que sus discípulos y discípulas tenemos que escuchar. Escuchar es mucho más que oír: es abrir el corazón a Dios para que entre en él y allí habite. Dios espera de nosotros un cambio de vida para producir los frutos que Él desea cosechar.
Nosotros somos la higuera, cada quien como miembro del pueblo de Dios y cada barrio como Iglesia. Dios viene a buscarnos continuamente para recoger y saborear nuestros frutos de hermandad, solidaridad, justicia. No los encuentra y por eso Jesús, el viñador, le pide que nos dé otra oportunidad. Él quiere removernos el corazón y abonarlo con su Palabra, con su Cuerpo y Sangre, para ver si lo aprovechamos y ya damos nuestros frutos. Hoy domingo es un día oportuno para escuchar la llamada del Señor al cambio de vida.
Tenemos que escuchar los clamores de los pobres y de nuestra hermana-madre la tierra, porque a través de ellos nos habla Dios. Escucharlos para reaccionar y convertirnos, para atenderlos y buscar como comunidad la manera de que haya una vida digna para todos y todas. El testimonio lo tenemos en el mismo Dios, que vio la opresión de su pueblo en Egipto, escuchó sus quejas contra sus opresores y conocía bien sus sufrimientos; reaccionó y decidió bajar para librarlo de la opresión, sacarlo de aquella tierra de esclavitud y llevarlo a una tierra de vida en abundancia. Tenemos que escuchar al Señor, como hizo Moisés al ser llamado para colaborar con Él en la liberación de su pueblo y en el camino hacia la tierra prometida. Escucharlo y hacerle caso es vivir la conversión, pues implica tomar la decisión de salir de la indiferencia, la pasividad, el individualismo… para comenzar una vida nueva.
Aprovechemos la oportunidad que el Señor nos ofrece hoy en su Palabra, para asumir el proceso de conversión que nos lleve a dar los frutos que Él espera de nosotros.
20 de marzo de 2022