Homilía para el 14º domingo ordinario 2016

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Discípulos enviados a la misión

Ord14 C 16

Los textos bíblicos que se han proclamado nos ayudan a volver sobre la misión que tenemos como bautizados y nos preparan para recibir a Jesús en la Comunión. Nos vienen bien estas lecturas, sobre todo teniendo en cuenta que acabamos de cumplir 44 años como Diócesis y tenemos en nuestras manos la responsabilidad de anunciar y hacer presente el Reino de Dios en el sur de Jalisco. Jesús envió a 72 discípulos a la misión así como había enviado ya a los Doce.

Discípulos enviados a la misión

Textos: Is 66, 10-14; Gál 6, 14-18; Lc 10, 1-12. 17-20.

Ord14 C 16

Los textos bíblicos que se han proclamado nos ayudan a volver sobre la misión que tenemos como bautizados y nos preparan para recibir a Jesús en la Comunión. Nos vienen bien estas lecturas, sobre todo teniendo en cuenta que acabamos de cumplir 44 años como Diócesis y tenemos en nuestras manos la responsabilidad de anunciar y hacer presente el Reino de Dios en el sur de Jalisco. Jesús envió a 72 discípulos a la misión así como había enviado ya a los Doce.

Esto significa que todo discípulo de Jesús es misionero. O sea, que no basta con haber recibido el Bautismo, estar confirmados y asistir a la Misa dominical, sino que es necesario salir a la misión. Es la que recibimos al ser bautizados y que reafirmamos al ser confirmados. Para esto nos alimentamos en la Eucaristía y al terminarla somos enviados. Este es el sentido de las palabras de despedida, cuando se nos dice que podemos ir en paz. Hay que ir a cumplir la misión.

Al enviarlos, Jesús les dio varias indicaciones. Una fue la de orar. La tarea de anunciar y hacer presente el Reino de Dios es muy grande y se ocupan muchos trabajadores para realizarla; por eso es necesario pedir a Dios que envíe trabajadores, con la conciencia de que al pedírselo se está dispuesto a convertirse en un trabajador al servicio del Reino. Por eso, al rezar la oración por las vocaciones le decimos al Señor que nos ofrecemos para ser esos trabajadores.

Jesús les advirtió que la misión no iba a ser fácil de realizar. Esto lo tiene comprobado quien ha hecho el esfuerzo de colaborar en la tarea de anunciar el Evangelio. Ellos iban como ovejas entre lobos. ¿Qué puede hacer una oveja en medio de una manada de lobos? Su destino es la muerte. Sin embargo, es necesario tener la conciencia de que la responsabilidad es anunciar el Reino. Jesús lo señaló varias veces. No iban como servidores de Jesús sino del Reino.

A la misión hay que ir inmediatamente. Hay que ponerse en camino con rapidez, como hizo María al saber de la situación de su prima Isabel. Así deberíamos salir de Misa cada ocho días. Y además no se tiene que llevar nada que dé seguridades o distraiga en la misión, como el dinero o el bastimento; es necesario llevar una vida austera y vivir la confianza en la Providencia. Esto nos tiene que hacer pensar, porque primero aseguramos lo material y la misión queda olvidada.

Otra indicación fue en relación a la paz. Ellos debían llevarla, transmitirla, cultivarla, recibirla. La paz es un don de Dios, una tarea humana y una responsabilidad de los discípulos de Jesús. Es aquella paz prometida por Dios a su pueblo a través del profeta Isaías, como escuchamos en la primera lectura. La paz es la experiencia que viene por estar realizando fielmente la misión, por estar viviendo como Jesús nos enseñó, por estar trabajando al servicio del Reino de Dios.

Una tarea importante es la atención a los que sufren. Jesús señaló en concreto a los enfermos. Los 72 enviados debían atenderlos, hacerles experimentar la misericordia de Dios y anunciarles la cercanía del Reino, que llegaría con Jesús pues los envió a donde Él pensaba ir. Las personas enfermas deben ser el centro de atención de la comunidad y en la atención que les demos podemos descubrir si estamos o no realizando la misión que el Señor nos encomendó.

Con ellos tuvo éxito la misión según lo que le platicaron a Jesús, como narra san Lucas, por lo que volvieron llenos de alegría. Esto no había sucedido con los Doce. Y Jesús los invitó a alegrarse más bien porque sus nombres están escritos en el cielo. Ahora nos toca a nosotros salir a vivir nuestra responsabilidad como discípulos enviados a la misión. Tenemos que anunciar y hacer presente el Reino de Dios como los 72 en nuestras familias, en el trabajo, en la sociedad.

3 de julio de 2016

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