Homilía para el 11er domingo ordinario 2023

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Dios es el modelo de paternidad, del cual los papás tienen que ser reflejo para sus hijos.

Papás misioneros

Textos: Éx 19,2-6; Rm 5,6-11; Mt 9,36-10,8

Este domingo, Día del Padre, la Palabra de Dios nos ofrece luz sobre el servicio que los papás tienen en relación a su familia. Dios es el modelo de paternidad, del cual los papás tienen que ser reflejo para sus hijos. Con su testimonio Jesús nos revela esta condición de Dios.

Por el hecho de ser bautizados, los papás participan de la condición común de todo el pueblo de Dios: son profetas, sacerdotes y reyes, son discípulos misioneros de Jesús. Nada más que tienen una responsabilidad especial en relación a sus hijos, por el hecho de haberlos presentado para que recibieran el Bautismo y haberse comprometido ese día a educarlos en la fe. O sea, que les toca vivir la misión de los bautizados en favor de sus hijos.

Jesús ejerció el pastoreo de Dios y con ello nos mostró cómo es Dios. Dice san Mateo que se compadecía de las multitudes porque estaban extenuadas y desamparadas, como cuando las ovejas no tienen a su pastor. Jesús sufría con los sufrientes, hacía suyos sus padecimientos; es lo que significa que se compadecía, porque padecía con ellos. Así fue la respuesta de Dios a los sufrimientos, a los lamentos y clamores de los israelitas cuando estaban esclavizados en Egipto. Dios los escuchó, se compadeció de ellos, bajó para liberarlos y llevarlos a la tierra prometida, una tierra abundante de vida; los regresó a su tierra de origen y los convirtió en su pueblo, un pueblo sacerdotal, un pueblo consagrado, como les recordó a través de Moisés. De ahí la invitación del salmista a reconocer, bendecir y servir a Dios, porque él los constituyó su pueblo, su rebaño, los hizo su propiedad. Lo expresamos en el salmo de hoy, al responder: “El Señor es nuestro Dios y nosotros su pueblo”. Ese es el modelo de paternidad: escuchar a los hijos en sus problemas, proyectos, dudas, esperanzas, sueños; compadecerse –padecer con ellos–, responder a sus situaciones, conducirlos por el camino de la vida, unirlos.

Jesús compartió con sus discípulos su misión y el poder para realizarla. A Él no le tocaba realizar todo el trabajo en el anuncio y realización del Reino de Dios. Es mucho el trabajo y son pocos los trabajadores dispuestos a realizarlo. Por eso los invita a orar a Dios que no falten obreros para el Reino, pero también los envía a la misión. Como discípulos misioneros de Jesús, los papás son los trabajadores responsables de que sus hijos reciban el anuncio del Reino, lo acepten, se decidan a vivir en él amando, sirviendo, viviendo la justicia, construyendo la paz. En esto consiste exactamente el compromiso de educar a los hijos en la fe.

¿Cuál fue la misión de Jesús? Anunciar y hacer presente el Reino de Dios. Explicó la dinámica del Reino con las parábolas, invitó a la conversión para disponerse a recibirlo, lo manifestó con sus hechos: expulsó demonios, curó enfermedades y dolencias del pueblo, resucitó a muertos, multiplicó los panes, perdonó a pecadores, sirvió a los demás. Esta fue la misión que encomendó a los Doce; esta es la misión de la Iglesia, es la misión de los bautizados por ser el pueblo de Dios, esta es nuestra misión, esta es la misión de los papás para con sus hijos. La misión de Jesús es la misión de la Iglesia y qué lejos estamos de asumirla en serio y realizarla; qué lejos está la mayoría de los bautizados de ser obreros al servicio del Reino, qué lejos está la mayoría de los papás de ser misioneros para sus hijos.

Pidamos a Dios que no falten trabajadores al servicio del Evangelio, que las comunidades no dejemos de anunciar y hacer presente el Reino, que cada papá sea responsable de educar a sus hijos en la fe. Gratis recibimos este poder en el Bautismo, gratis hay que ejercerlo.

18 de junio de 2023

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