Homilía de la Epifanía del Señor 2011
“Vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo” (Mt 2, 2). Con estas palabras que los magos de Oriente dijeron en Jerusalén, al preguntar por el rey de los judíos recién nacido, aparece claro que el Reino de Dios está abierto a todos los pueblos de la tierra y que todos los pueblos de la tierra están abiertos al misterio del Reino. Los magos, al igual que María, lo reflexionamos ayer, eran personas abiertas al misterio y creyentes en Dios: vieron y siguieron su estrella.
Homilía del 1º de enero de 2011: Santa María, Madre de Dios
“Guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón” (Lc 2, 19). Varias veces san Lucas nos dice esto de María, lo que indica la actitud de la Virgen ante el misterio. Son palabras que manifiestan que María era una verdadera creyente. Hoy que comenzamos el año 2011, con la Eucaristía le agradecemos a Dios el testimonio de la Virgen María y su servicio como Madre de Dios. También oramos por la paz, dado que es la jornada mundial de oración por la paz.
Homilía del domingo de la Sagrada Familia
“Levántate, toma al niño y a su madre” (Mt 2, 13). Estas fueron las palabras que José escuchó dos veces de parte del ángel del Señor: la primera para huir a Egipto y salvar la vida y la integridad del Niño, amenazado de muerte por el tirano Herodes; la segunda para regresar de Egipto a Israel y continuar con su vida familiar ordinaria. Las dos veces, José hizo lo que se le indicó de parte de Dios: se levantó […] tomó al niño y a su madre y partió […] y regresó (vv. 14. 21).
Homilía de Navidad 2010
“La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn 1, 14). Con estas palabras, san Juan resume el acontecimiento que celebramos este día: el nacimiento del Hijo de Dios entre nosotros. Dios decidió hacerse uno como nosotros con tal de salvarnos. Esta decisión, que contemplamos y agradecemos desde la fe, Dios la tomó por amor. No hay otra razón. A la luz de este misterio de la Encarnación podemos iluminar nuestra capacidad de hacernos uno con los demás.
Homilía del 4º domingo de Adviento 2010
“Ella ha concebido por obra del Espíritu Santo” (Mt 1, 20). Estas palabras que escuchó del ángel en relación al embarazo de María, hacen que José acepte su misión. Sobre este acontecimiento, san Mateo hace la siguiente reflexión: “Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: ‘He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros’” (vv. 22-23).
Homilía del 3er domingo de Adviento 2010 (Virgen de Guadalupe)
Se encaminó presurosa a un pueblo (Lc 1, 39). Así dice san Lucas de la Virgen María cuando narra la visita que le hizo a su prima Isabel, que vivía en las montañas de Judea. Esto sucedió en aquellos días (Id.). Pero eso mismo pasó en los días de la conquista de México por parte de los españoles: también se encaminó presurosa a un pueblo (Id.), el pueblo azteca que vivía en Tenochtitlán y sus alrededores. Esta doble visita le agradecemos a Dios con la Eucaristía de hoy.
Homilía del 2º domingo de Adviento 2010
“Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos” (Mt 3, 1). Así comienza Juan el Bautista su predicación, orientada a disponer a su pueblo para recibir al Mesías. Esas palabras se proclaman para nosotros en este segundo domingo de Adviento, puesto que nos preparamos para la celebración de la Navidad y nos disponemos a recibir sacramentalmente al Señor Jesús que viene hoy a nuestro encuentro para alimentarnos. Se nos invita a la conversión.
Homilía del 1er domingo de Adviento 2010
“Estén preparados” (Mt 24, 42). Son las palabras de Jesús que resuenan en este primer domingo de Adviento. La participación en la celebración dominical nos ayuda a mantenernos en actitud de preparación para recibir al Señor que se acerca. Viene la Navidad y hay que estar preparados, no al estilo que ofrece el mercado sino al estilo que nos propone Jesús: despiertos, en vela, cumpliendo nuestra misión. Y también hay que estar preparados para su segunda venida.
Homilía del domingo de Jesucristo, Rey del Universo
Jesús se encuentra en su trono: la cruz. Está reinando, pero no como los reyes de este mundo, rodeados de poder, honores, lujos y sirvientes. Jesús se encuentra crucificado, despojado de todo, recibiendo las burlas de todos, abandonado por los suyos. Pero tiene la confianza puesta en Dios y recibe palabras de ánimo de uno de sus compañeros de suplicio, que confiesa que su vida la ha puesto al servicio de los demás: “éste ningún mal ha hecho” (Lc 23, 42).
Guía del Novenario de la Virgen de Guadalupe
Hermanas y hermanos, el acontecimiento Guadalupano es profundo en su mensaje y liberador como proyecto de vida. La estampa de la Guadalupana en el ayate de Juan Diego Cuhautlatloatzín, es…