Página Diocesana

Homilía del 10º domingo ordinario 2012

Familia de locos y endemoniados

Textos: Gn 3, 9-15; 2 Cor 4, 13-5,1; Mc 3, 20-35.

 

Escuchar la homilía → Ord10 B.

El texto del Evangelio de este domingo nos sacude al caer en la cuenta de que, como bautizados, seguimos a uno que fue considerado loco por sus familiares y acusado de endemoniado por los escribas. Todavía más: tenemos que dar testimonio con nuestra vida de un loco y endemoniado. Jesús espera que cumplamos la voluntad de Dios como Él la cumplió y que, de este modo, seamos miembros de su familia. Hay que vivir pues como familia de locos y endemoniados.

Homilía del domingo de la Santísima Trinidad 2012

Derechos y deberes

Textos: Dt 4, 32-34. 39-40; Rm 8, 14-17; Mt 28, 16-20.

Hoy celebramos la solemnidad de la Santísima Trinidad. Esta fiesta nos vuelve a los derechos y deberes que adquirimos en el Bautismo. Fuimos bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, según el mandato de Jesús. En esa celebración quedamos constituidos hijos del Padre, hermanos de Jesús y templos del Espíritu Santo. Con esta Eucaristía le damos gracias a Dios y renovamos nuestra comunión con Él en esa triple dimensión de nuestra vida.

Homilía del domingo de Pentecostés 2012

Pentecostés

Textos: Hch 2, 1-11; 1 Cor 12, 3-7. 12-13; Jn 20, 19-23.

Hoy celebramos Pentecostés. Para nosotros, Pentecostés es el inicio de la Iglesia. Para los judíos era la fiesta de las cosechas. Por eso había tanta gente en Jerusalén el día en que vino el Espíritu Santo sobre los discípulos y discípulas de Jesús. Al recibir el Espíritu Santo, Pedro y los demás comenzaron a dar testimonio de Jesús y lo hicieron de tal manera que quienes los escuchaban entendían lo que ellos y ellas decían: las maravillas de Dios realizadas en la persona de Jesús.

Homilía de la Ascensión del Señor 2012

Misión

Textos: Hch 1, 1-11; Ef 4, 1-13; Mc 16, 15-20.

Nos encontramos en los textos bíblicos dos testimonios de la Ascensión del Señor, acontecimiento que celebramos en este día. La misión de Jesús termina e inicia la misión de la Iglesia. Es la misma misión de ir por el mundo anunciando el Evangelio; la diferencia es que Jesús ya la había realizado y ahora le toca a la Iglesia vivirla. Jesús mismo se la confía al decir a sus discípulos que “vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura” (Mc 16, 15).