Homilía para el 3er domingo de Pascua 2019

Reconocer y confesar a Jesús
San Juan nos ofrece hoy la tercera aparición de Jesús resucitado a sus discípulos. Las dos primeras las escuchamos y reflexionamos el domingo pasado: la primera fue el día de la Resurrección por la noche, cuando Tomás no estaba con la comunidad; la segunda fue a los ocho días, en la que Tomás lo reconoció y confesó como su Señor y su Dios. La tercera vez que el Resucitado se encontró con sus amigos, fue también una experiencia de reconocimiento y confesión. Esto sintetiza lo que tiene que ser nuestra dinámica personal y comunitaria como discípulos misioneros de Jesús.

Homilía para el 2º domingo de Pascua 2019

Encontrarnos con el Resucitado para ir a la misión
Después de irse encontrando con sus discípulas y algunos de sus discípulos a lo largo del día de su Resurrección, Jesús fue a visitar a la comunidad. Ellos estaban tristes por su muerte y encerrados por miedo a los judíos. Era lógico. Pero la muerte no triunfa, Dios no permanece callado. Dios habla y la Vida triunfa. La Resurrección es la mejor respuesta del Padre a los gritos de su Hijo en la cruz y a la desesperanza de los discípulos y discípulas del Nazareno crucificado. Ese encuentro vespertino, que culminó todos los demás del domingo, transformó totalmente a la comunidad y nos señala lo que tienen que ser nuestras Eucaristías dominicales: un impulso para ir a la misión.

Material de la XI Asamblea Diocesana Postsinodal

Les ofrecemos el material de la XI Asamblea Diocesana Postsinodal. Tiene dos partes: la primera son los contenidos, es decir, la síntesis diocesana de la evaluación de las prioridades en lo eclesial del 4º Plan Diocesano de Pastoral y lo que reflexionamos a partir de ella; la segunda son los apéndices, o sea, los cantos, los saludos, las palabras de nuestro padre obispo, las guías de la oración... Ojalá que les sirva para seguir trabajando en sus comunidades, sobre todo con los desafíos.

Homilía para el Domingo de Pascua 2019

Ver y creer
Jesús de Nazaret, el que murió crucificado, resucitó. Este es el mensaje central del Evangelio y, por tanto, de nuestra fe. Este es el acontecimiento que celebramos hoy con toda solemnidad, aunque lo hacemos cada domingo de manera especial y cada vez que celebramos la Eucaristía. Los textos de la Palabra de Dios nos ofrecen varios testimonios de su Resurrección y nos impulsan a convertirnos en testigos suyos con nuestra vida. La Comunión que recibiremos, que es el Cuerpo y la Sangre del Resucitado, nos da la fuerza necesaria para sostenernos en el testimonio.