Hasta encontrarlos | A tiempo con el tiempo
El gobernador Enrique Alfaro presentó un recuento de lo que se ha hecho en torno...
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Orar humildemente
El domingo pasado escuchamos y reflexionamos sobre una característica de la oración de los discípulos y discípulas de Jesús: debe ser insistente y confiada. Hoy, en el texto del Evangelio nos encontramos con otra característica: la oración, nuestra oración, debe realizarse con humildad y no con soberbia. Jesús lo explica con la parábola del fariseo y el publicano o cobrador de impuestos.
Esperamos que el rezo de los rosarios, animados por un texto bíblico cada día, les ayude a expresar su gratitud a Dios por su paso entre nosotros durante 47 años y a fortalecer su vida de Iglesia en su barrio, colonia o rancho.
Orar insistentemente, como la viuda
Hoy celebramos el Domingo Mundial de las Misiones. Es un día dedicado a renovar la conciencia de que somos pueblo de Dios misionero y el compromiso personal y comunitario de realizar la misión que recibimos el día en que fuimos bautizados, a orar intensamente por las misiones y los misioneros, y a dar nuestra aportación económica para las experiencias lejanas de misión. Con la Palabra de Dios y la Comunión sacramental nos alimentamos para seguir comprometidos en el anuncio del Evangelio y en la construcción del Reino de Dios en nuestra comunidad.
Semilla de la Palabra,
Para el Domingo Mundial de la Misiones
Descargar archivo aquí: Semilla 942 20-10-19
Compadecernos como Jesús
Jesús caminaba hacia Jerusalén, a la experiencia de la cruz. En el camino, en el tramo entre Samaria y Galilea, le salieron al encuentro diez personas enfermas de lepra. No se le acercaron, sino que de lejos le gritaron pidiéndole que tuviera compasión de ellos. Lo que se vivió en aquella ocasión y que nos narra san Lucas, nos sirve para hacer nuestra preparación a la Comunión sacramental.
Vivir la fe sirviendo
Cuando alguien tiene alguna enfermedad grave o un problema complicado, ante los que no halla salida, frecuentemente alguien le dice: Pídele a Dios – o a Jesús, o a tal santo o santa–, pídele con mucha fe y te lo va a conceder –o también: te va a ayudar a salir–. De esto es lo que hablan los textos bíblicos de hoy, que nos ayudan a prepararnos para recibir a Jesús en la Comunión.
Cultivar la solidaridad, no la indiferencia
Entre la parábola del administrador infiel y astuto, que reflexionamos hace ocho días, y la del rico glotón y Lázaro, que acabamos de escuchar, san Lucas señala que a Jesús lo estaban escuchando los fariseos, a quienes describe como amantes del dinero. El amor al dinero y a los bienes materiales conduce al acaparamiento, al consumismo, a las injusticias, al empobrecimiento de la mayoría, a las desigualdades económicas, a la indiferencia ante el sufrimiento y, por tanto, a la condenación. Esto está bien claro en nuestros días, pues el 1% de la población mundial vive en la abundancia y el despilfarro, mientras que el 80% no tiene para salir el día. “Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia”, como se dice. Esto tiene mucho qué decirnos hoy domingo.
Optar por Dios y la justicia
Jesús advierte a sus discípulos sobre la tentación del dinero y del poder que éste da, y los invita a tener firme su opción por Dios y la justicia. Lo hace por medio de la parábola del administrador sagaz, que acabamos de escuchar. El dinero siempre es una tentación, los puestos son siempre una tentación, el poder es siempre una tentación. Jesús mismo las experimentó, de manera especial en el desierto antes de iniciar su misión y en la cruz, cuando ya la estaba terminando; pero las venció.