Homilía para el domingo de Pentecostés
A los cincuenta días de su Resurrección, Jesús cumplió su promesa de enviar, junto con el Padre, el Espíritu Santo sobre sus discípulos y discípulas para que salieran por todo el mundo a proclamar la Buena Nueva y comenzaran a ser sus testigos hasta llegar a los últimos rincones de la tierra.