Homilía del 27º domingo ordinario 2010
La fe es un don de Dios y la tenemos que mostrar a través de nuestra vida. Eso nos dan a entender los textos de la Palabra de Dios que se han proclamado. Los apóstoles le piden a Jesús que les aumente la fe. Ellos saben que tienen fe, pero necesitan más y como la fe no la consigue uno por sí mismo, es necesario pedirla. Ante esta petición, Jesús les responde: “Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza” (Lc 17, 6).