Un Llamado a Vivir con Esperanza

“Por estos preciados anhelos que el Espíritu ha ido suscitando en nuestra Iglesia diocesana, por los logros que con la fuerza de Dios se han ido haciendo realidad, a pesar de nuestras múltiples debilidades, en este aniversario elevamos un himno de gratitud al Señor, que se ha mostrado estupendo con nosotros”.

Homilía de la solemnidad de la Asunción 2010

Estamos celebrando en este domingo un acontecimiento importante para la vida de la Iglesia y de nuestra Diócesis: como Iglesia, la Asunción de la Virgen María, y como Diócesis un encuentro de Candidatos a Diáconos Permanentes y sus familias. Junto con María que bendijo a Dios que “puso sus ojos en la humildad de su esclava” (Lc 1, 48), hoy reconocemos y ponemos con humildad en el altar el hecho de haber sido vistos por Dios para servir en la comunidad.

Homilía del 19º domingo ordinario 2010

El domingo pasado Jesús terminaba la parábola del rico avaro haciendo una invitación a sus discípulos, invitación que aparece también hoy, con otras palabras, en el texto del Evangelio. Decía que hay que hacerse ricos de lo que vale ante Dios. En este domingo Jesús nos dice: “acumulen en el cielo un tesoro que no se acaba” (Lc 12, 33). La Eucaristía que celebramos es parte de ese tesoro, pues Jesús hecho pan nos fortalece para seguirlo en su camino al Padre.

Homilía del 18º domingo ordinario 2010

Ante un problema de herencia entre dos hermanos, problema que frecuentemente se presenta en nuestro ambiente, Jesús hace una invitación a la multitud que lo sigue y a todos sus discípulos: “Eviten toda clase de avaricia” (Lc 12, 15). Esta invitación nos prepara a la celebración dominical de la Eucaristía, dado que Jesús, sin estar apegado a los bienes materiales e incluso desprendiéndose de su vida, se da para nosotros hecho pan y vino.

Homilía del 17º domingo ordinario 2010

La oración fue parte fundamental en la vida y ministerio de Jesús. Era tan importante y tan necesaria que le dedicaba noches enteras. Ahí, en esa experiencia de confianza en su Padre, Jesús encontraba la fuerza para continuar en su servicio al Reino. Sus discípulos, después de una experiencia de estas, le hicieron una petición: “Señor, enséñanos a orar” (Lc 11, 1). Ellos querían aprender del Maestro a orar para seguirlo en su camino. Eso tenemos que hacer hoy.