Homilía del 8º domingo ordinario 2011
“No pueden ustedes servir a Dios y al dinero” (Mt 6, 24). Esta frase de Jesús es demoledora para quien la escuche, pues siempre estaremos en la tentación de la idolatría, o sea, de hacer a un lado a Dios, Padre providente y misericordioso, y poner en su lugar al dinero. Esta es la tentación mayor de los humanos y de los discípulos y discípulas de Jesús. Por eso Jesús nos aclara que si queremos seguirlo con fidelidad, tenemos que amar solamente a Dios. Solo a Él.