Homilía del 6º domingo de Pascua 2012

Amar

Textos: Hch 10, 25-26. 34-35. 44-48; 1 Jn 4, 7-10; Jn 15, 9-17.

El texto del Evangelio que se acaba de proclamar es continuación del que escuchamos y reflexionamos el domingo pasado, el de la vid y los sarmientos. Allí Jesús nos pedía permanecer unidos a Él para dar frutos; aquí nos pide permanecer en su amor, de la misma manera en que Él permanece en el amor de su Padre. También nos dice el modo de mantenernos en su amor: cumpliendo sus mandamientos. Y su mandamiento es que nos amemos como Él nos ha amado.

Homilía del 5º domingo de Pascua 2012

Permanecer unidos a Jesús

Textos: Hch 9, 26-31; 1 Jn 3, 18-24; Jn 15, 1-8.

Jesús nos manda que permanezcamos unidos a Él para dar fruto. Para ayudarnos a comprender mejor esto, nos pone el ejemplo de la vid y los sarmientos, o sea, de la relación existente entre el tronco y las ramas. Permanecer unidos, vivir unidos, lograr la unidad es mucho más que estar junto con la otra o las otras personas. Significa entrar en comunión de corazón, asumir y sostener proyectos comunes, compartir la vida. Eso es lo que nos pide Jesús en relación a Él.

Homilía del 4º domingo de Pascua 2012

Ovejas del Buen Pastor

Textos: Hch 4, 8-12; 1 Jn 3, 1-2; Jn 10, 11-18.

Este 4º domingo de Pascua celebramos en la Iglesia la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. A la luz de los textos bíblicos que se han proclamado, especialmente el del Evangelio, podemos reflexionar sobre la vocación común que tenemos como bautizados: ser ovejas del Buen Pastor. En el Bautismo Jesús, que es el Buen Pastor, nos llamó por nuestro nombre y nos integramos a su redil. Desde entonces nuestra tarea consiste en conocerlo y escuchar su voz.

Homilía del 3er domingo de Pascua 2012

Fantasma

Textos: Hch 3, 13-15. 17-19; 1 Jn 2, 1-5; Lc 24, 35-48.

Cuando los discípulos vieron y oyeron a Jesús se asustaron, pensando que era un fantasma. Era el mismo día de la Resurrección por la tarde. Desde la mañana tenían el testimonio de las mujeres, aunque no les habían creído. Ya los discípulos de Emaús estaban de nuevo con la comunidad compartiendo su experiencia de encuentro con el Resucitado; también los demás estaban platicando que era cierto que había resucitado y se le había aparecido a Simón.