Homilía para el 23er domingo ordinario 2015
Abrir los ojos, soltar la lengua
Al igual que el hombre sordo y tartamudo del Evangelio, en este domingo nos encontramos personal y comunitariamente con Jesús. Él no sólo nos toca para que se nos abran los oídos y se nos suelte la lengua, sino que se dejará comer para llenarnos de su fuerza, por lo que éste se convierte en un encuentro sacramental que nos transforma en testigos suyos, en trabajadores del Reino, en misioneros incansables. Sólo falta reconocer que tenemos necesidad de Él.