Homilía para el 2º domingo de Pascua 2016
La misericordia de Dios es eterna
En el Salmo de este domingo proclamamos la eternidad de la misericordia del Señor. Eterna significa que existe siempre, que no tiene principio ni tiene fin. Así es Dios –es eterno– y la misericordia es una de sus características, como nos lo mostró Jesús a lo largo de su ministerio. El hecho de que lo haya resucitado es la muestra más grande de la misericordia del Señor. Se apiadó de su Hijo y lo resucitó, se compadeció de la humanidad y le devolvió con vida a Jesús.