Devoción poderosa – Raíces del sur
De Ciudad Guzmán y otros lugares cercanos a Huescalapa, la gente promete “una manda”, de ir a pie durante nueve lunes hasta el Santuario. La caminata puede ser sólo de ida o de ida y vuelta.
Creciente fervor por el Santo Niño Milagroso de Huescalapa
“La devoción al Santo Niño Milagroso de Huescalapa, crece día a día, entre los fieles de la región. Tiene amigos hasta en Estados Unidos de Norteamérica, Guatemala y del interior de nuestra patria”: así está asentado en la página 62, del libro de Gobierno, de la parroquia de Huescalapa, Municipio de Zapotiltic.
En la misma página también dice: “el principio de esta devoción nace de la Fe suplicante del Padre Modesto Chávez Pulido, ante un peligro en contra de su propia vida, cuando al pasar por la estructura de un camino que pasaba al pie del cerro, se desprendió una gran roca, de una de las partes más altas del cerro, la que sin duda, arremetería en contra de la vida del Señor Cura Chávez. Sintiéndose en tal peligro, el Señor Cura invocó al Santo Niño y logra con largueza protección que implora, viendo que la piedra se parte en dos, quedando el Señor Cura Chávez, libre del peligro de muerte, porque una parte de esa roca y la otra, siguieron dirección distinta al lugar en que se encontraba su víctima”.
En la página 63 del libro de Gobierno Parroquial, también está escrito: “Al platicar este portento, el Señor Cura no tardó en mandar hacer la imagencita que hoy el pueblo venera con devoción, de la que la Providencia Divina se ha valido para comunicar su amor y su misericordia , a todos los que creen en su Palabra”.
Los domingos, mucha gente acude al Santuario del Santo Niño, pero especialmente los lunes desde muy temprano llega gente de diferentes lugares de la región y de nuestro país, para darle las gracias al Santo Niño Milagroso por algún favor recibido o para hacerle alguna petición. De Ciudad Guzmán y otros lugares cercanos a Huescalapa, la gente promete “una manda”, de ir a pie durante nueve lunes hasta el Santuario. La caminata puede ser sólo de ida o de ida y vuelta.
Son tantos los testimonios de la gente en favor del Santo Niño Milagroso, que las páginas de este periódico resultarían insuficientes para escribir uno por uno. Entre los innumerables hechos escritos en retablos, en la novena al Santo Niño y los que, de voz propia platican las personas, están los siguientes:
Alfredo Jiménez Jiménez y Ramona Michel Barajas, son esposos. Ellos prometieron “una manda” de visitar al Santo Niño Milagroso, durante nueve lunes, para dar gracias, por lo que ellos consideran un milagro concedido a Carlos, uno de sus hijos. Alfredo y Ramona platican, que Carlos es pintor y que hace unos días, en una casa donde trabajaba, se perdió un reloj de mucho valor. Los dueños de la casa lo culparon de haberse robado el reloj y lo amenazaron con denunciarlo ante las autoridades. El hijo muy asustado, le dijo a su mamá que le pidiera a Dios para que apareciera el reloj, porque él no lo había tomado. Los papás le pidieron con mucha fe al Santo Niño Milagroso de Huescalapa, para que el reloj apareciera. A los cinco días de haberse perdido el reloj, un ayudante de Carlos lo devolvió y dijo que él lo había tomado, pues al ver llorar a Carlos y muy asustado, pensó en regresarlo a su dueño. Por este motivo, los papás de Carlos viajan en autobús, desde Tecalitlán, hasta completar nueve lunes.
La población de Huescalapa organiza una fiesta anual en honor del Santo Niño Milagroso, que inicia el 26 de diciembre y termina el seis de enero. Durante estos días, mucha gente acude con gratitud a dar gracias y para ser testimonio vivo de que Dios escucha los ruegos de quienes lo invocan con fe.
Publicación en Impreso
Edición:Número 183 – Abril 2019
Sección: Vida diocesana