Por: Luis Antonio Villalvazo

Tercero de cinco apuntes

Bombardeados por múltiples informaciones, presos por tantos protocolos y cercos sanitarios en las entradas de la ciudad y centros comerciales, y resguardados en casa, iniciamos una Semana Santa especial que nadie se esperaba.

El domingo de Ramos, Maurilia, anciana que diariamente asiste a misa al templo de san Antonio, le pidió a su hija Karina que fuera a buscar al señor cura para que le bendijera su palma. Ella le dijo que este año no iba a haber bendición de palmas porque los templos estaban cerrados. “Que triste”, dijo Maurilia. Su hija le contestó: “Mamá, lo triste no es que los templos estén cerrados, sino que cada vez están más vacíos y muchos católicos nos hemos alejado de Dios”.

El anuncio del primer caso positivo en la ciudad -que días después fue desmentido-, la primera sanitización de las calles y el cielo cubierto por el humo provocado por incendios en la zona sur fueron hechos que atizaron la incertidumbre el martes y miércoles santos.

Llegamos al jueves y viernes santos sin celebraciones en los templos, sin la escenificación del vía crucis por las calles, sin la visita a los templos, sin paseos a la playa ni a los balnearios… fue una experiencia inusual pero especial porque ante las puertas cerradas de los templos se abrieron las puertas de muchas casas que celebraron su fe en familia.

Unas, siguiendo las celebraciones trasmitidas por televisión y por las redes sociales, de manera especial, la del papa Francisco en Roma y de nuestro obispo Oscar en catedral. Otras, experimentaron un encuentro con el Evangelio apoyados en las guías ofrecidas por la diócesis y parroquias. Y la gran mayoría, vivieron su fe con las devociones y oraciones que aprendieron de sus padres y abuelos.

En este ambiente de asombro y preocupación, se vivieron estos días santos coronados con el virus que nos advierte que nuestra vida es frágil y necesitada de despojarse de lo superficial para abrirnos a un nuevo estilo de vida en este tiempo de obligatorio confinamiento.

Pbro. Luis Antonio Villalvazo

Director de El Puente. Vicario Parroquial de San Antonio. Ciudad Guzmán.

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