Una ofrenda tejida con devoción
Por: José Luis Ruiz Baltazar
En Zapotlán hacer “enrosos” para la Virgen María y Señor san José: “es una devoción, no una tradición”. Así lo expresó el señor Felipe Hernández Chávez quien también agregó: “para la gente que participa en esta devoción, es algo sagrado que debe estar en su mente y en su corazón”.
A finales de los años 70 del siglo pasado, don Felipe Hernández Chávez heredó de su tío Fernando Chávez Naranjo, el encargo de coordinar la devoción de “los enrosos”. Cuenta don Felipe, que esta devoción tiene su origen en el año de 1747, fecha en que llegaron las imágenes de la virgen María y Señor San José, a Zapotlán. Entonces, el pueblo se juntó, representado por las cuatro varas o bastones, que es como estaba organizado Zapotlán, en ese tiempo. En esa reunión, hubo un pre-juramento donde se comprometieron a venerar las sagradas imágenes.
Como Zapotlán frecuentemente era azotado por sequías, granizadas, temblores y asalto de gavillas, el pueblo se volvió a reunir para pedir la protección de Dios, contra estas calamidades. Es así como nace la fiesta juramentada en honor a las sagradas imágenes de la Virgen María y Señor San José. En este tiempo había tres niveles sociales: en un nivel estaban los “muy pobres”; en otro nivel estaba la clase media y en un tercer nivel, se encontraba la clase alta. A pesar de estas diferencias sociales, había un punto en la que todos estaban de acuerdo: hacer una fiesta cada año, en el mes de octubre, como acción de gracias a Dios y en honor a San José, al cual también se le eligió como patrono protector del pueblo de Zapotlán.
La clase alta se comprometió a hacer la fiesta o novenario y a organizar “las andas”. La clase media y la clase baja, como tenían poco y otros no tenían nada, dijeron: “nosotros vamos a hacer una ofrenda en un arco de flores silvestres”, como Santa María, Estrellita, Catarina, etcétera. Con este compromiso de la gente pobre, nacen los enrosos.
Actualmente, son dos los enrosos juramentados: el primero es el enroso para la Virgen del Rosario, el seis de octubre; el segundo, es para Señor San José, el 21 de octubre. Los enrosos ya no son de flores silvestres, hoy se utiliza flor de cempasúchil.
¿Cómo se hace un enroso?
En primer lugar, se hace la elección de las personas “devotas”, que junto con don Felipe se pondrán de acuerdo para la siembra, cultivo, corte de la flor de cempasúchil y la hechura del enroso. Don Felipe tiene una lista de personas que voluntariamente se anotan como devotos, según el año que les corresponda. En este año, hay personas consideradas hasta el 2029, para el enroso de San José y hasta 2020, para el enroso de la Virgen María. Si alguien de los anotados, decide no cumplir el compromiso, se recorre el orden de la lista.
El día de la víspera, 5 y 21 de octubre, respectivamente, desde la siete de la mañana se empieza el corte de la flor de cempasúchil y como a la una de la tarde se comienza a ensartar la flor, para terminar aproximadamente a las ocho de la noche con tres hermosos tapetes amarillos. Dijo don Felipe, que desde hace 25 años la gente ya no llega con su ramo de cempasúchil, como lo hacían anteriormente.
En la hechura del enroso participan muchas personas que con alegría ofrecen voluntariamente sus manos. Este mismo día, los devotos ofrecen sopa de pan, mole y pozole u otra comida.
Al día siguiente, a las doce del día, hay una celebración Eucarística en la casa de los devotos, los cuales, generalmente son esposos. Después de la homilía, se hace la presentación de los nuevos devotos, que llevan dos ramos de flores y dos veloncillos.
Luego, don Felipe, como “huehuepilli o noble anciano”, lee un documento, donde hace varias recomendaciones a los nuevos devotos. Enseguida, los devotos salientes les dicen a los devotos entrantes: “Hermano, te entrego esta imagen de la Virgen María o Señor San José –según la imagen del enroso que se hizo- para que le hagas el enroso el próximo año”. Los devotos entrantes contestan: “Yo la recibo y prometo que haré la fiesta del enroso a la Virgen María” –si se trata de la Virgen-, o a Señor San José –si se trata de San José-. Al terminar de decir estas palabras, los nuevos devotos reciben un ramo de la mejor flor de cempasúchil, porque de ahí se va a sacar la mejor semilla, que se va a sembrar a mediados de junio. Después, los enrosos son trasladados en hombros, en una procesión hasta catedral donde se cuelgan en el pórtico.
Para don Felipe, un enroso tiene el siguiente significado: que así como la flor de cempasúchil está unida por pétalos, Dios quiere que la familia y los vecinos, estemos unidos. Agrega, “que si el novio le lleva una flor a la novia, o el esposo hace lo mismo, ellas se van a sentir bien. Entonces, ¿cómo se han de sentir la virgen y San José con tantas flores?” También dijo: “que las tiras laterales del enroso, son como manos que se abren y se agitan para invitarnos a la fiesta”.