Memorias estudiantiles en constante revolución
El año 1968 es uno de los más dolorosos para la sociedad mexicana.
El 2 de octubre de ese año, Tlatelolco se tiñó de rojo tras la manifestación estudiantil en la Plaza de las Tres Culturas. Al igual que en México, han sido muchos los movimientos estudiantiles que muestran las demandas de los jóvenes en distintos países del mundo, suponiendo la nula integración de sus expectativas en el desarrollo nacional a lo largo del tiempo.
Octubre es parte de la trinidad de festejos mexicanos. Por un lado septiembre, mes patrio que conmemora el inicio y la consumación de la guerra de independencia. Octubre es recordado por la llegada de Cristóbal Colón a América, mientras que noviembre es el mes aniversario de la Revolución Mexicana. Pocas personas recuerdan otro momento de igual importancia, el 2 de octubre que, a pesar de no ser una festividad mexicana, nos recuerda el día en que miles de estudiantes mexicanos no volvieron a ver a la educación con los mismos ojos.
Más allá del sufrimiento nacional, vale la pena rescatar las demandas del movimiento estudiantil en respuesta a la situación política, social y económica del país. Recordar hoy cuáles eran sus ideales y qué pretendían obtener con sus manifestaciones, nos permite contrastar cuál es la situación actual de los jóvenes a nivel internacional, tomando como ejemplo los movimientos estudiantiles de nuestros días.
El México del 68
El despertar de la población mexicana fue inspirado por una serie de acontecimientos sociales, políticos y económicos. Entre ellos el sistema político nacional, el crecimiento económico nacional, y la creciente disparidad social y de oportunidades en todo el país.
El poder político de México se concentraba en el binomio partido político y Presidente, imposibilitando una lucha equilibrada por el poder. La elección de Díaz Ordaz, en 1964, detonó movimientos sociales contra el modelo económico debido a la falta de libertades personales y garantías para la población. Las diferencias sociales crecían debido al endeudamiento y la poca capacidad de los mexicanos para responder a la inversión extranjera.
Lo anterior llevó al gobierno mexicano a imponer rígidas restricciones para mantener el crecimiento del país, provocando la incapacidad del Estado para proveer plazas a los egresados de universidades, por lo que el ingreso a los institutos fue selectivo. Así, miles de jóvenes perdieron la oportunidad de estudiar y las manifestaciones no se hicieron esperar, como tampoco lo hizo la respuesta, con mano dura y severa, del gobierno.
Las seis demandas
El movimiento estudiantil de 1968 tuvo como base la formación de seis demandas, resultado de atropellos por parte de la policía contra los estudiantes. Una de las movilizaciones más significativas fue la del 26 de julio, realizada por alumnos del Politécnico Nacional, que coincidió con el aniversario de la revolución cubana.
Tras una serie de movimientos internos, la marcha se unió a la manifestación que conmemoraba dicha revolución. La respuesta del gobierno fue brutal, resultando en estudiantes detenidos y se rumoran algunas muertes.
El 4 de agosto el Consejo Nacional de Huelga, integrado por alumnos de diferentes escuelas de la Ciudad de México entregó un pliego petitorio con seis exigencias que correspondían al detenimiento inmediato de la represión y la reparación de daños.
Estas demandas no fueron concedidas por el gobierno, pues ello implicaría su responsabilidad directa en la brutal represión estudiantil. Desde ese momento las manifestaciones y el descontento educativo siguieron aumentando. También lo hizo la presencia de los granaderos y demás elementos de seguridad pública. El día 2 de octubre marcó la culminación de dicha escalada, con la represión feroz y desproporcionada del gobierno hacia los estudiantes reunidos en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.
El gobierno estaba presionado por la próxima inauguración de los Juegos Olímpicos y el incremento de jóvenes insatisfechos con el sistema político, económico y social. Éste fue incapaz de hacer frente a una sociedad educada, informada y en búsqueda de oportunidades y el cumplimiento de sus garantías individuales.
Los estudiantes de hoy
Se piensa que los errores del pasado sirven de enseñanza para el futuro y el desarrollo de una nación. Han sido muchas las movilizaciones estudiantiles que muestran las demandas de los jóvenes en distintos países del mundo. Uno de los movimientos estudiantiles más extensos de los últimos años es el de Chile. En 2006 iniciaron las manifestaciones que llevaron al gobierno chileno a reflexionar sobre la calidad educativa que ofrecía.
Sin embargo, la falta de resultados provocó que el 12 de mayo de 2011, la Confederación de Estudiantes de Chile (CONFECH) convocara a más de 15.000 jóvenes tomar las calles del país como protesta a las políticas educativas y exigir mayor apoyo gubernamental en educación que aporta solo el 25% del financiamiento, mientras que los estudiantes el 75% restante. La inclusión de instituciones públicas y privadas, el nivel secundario y el movimiento de trabajadores de la educación, llevó a una mayor radicalización de esta ideología, lo que ha presionado aún más al gobierno ante esta movilización que aún no termina.
Las demandas de la juventud de hoy no sólo son educativas, sino también políticas. Tal es el caso de los Indignados de España, quienes desde el 15 de mayo de 2011 se manifiestan en Madrid. Ellos exigen una democracia más participativa y representativa, alejada del poder de los bancos y las empresas, que responda a las necesidades de la sociedad española, además reclaman reformas en la Ley Electoral; cambios fiscales favorables para rentas más bajas; mayor atención a los derechos básicos, como acceso a educación, cultura y mayores oportunidades laborales. Este movimiento toma los preceptos fundacionales de la resistencia francesa del siglo XIX, el poder organizativo de la revuelta griega del 2008 y los movimientos árabes del 2010-2011, convirtiéndolo en un movimiento con una fuerte base ideológica y estructural.
La influencia de ésta movilización no sólo se han extendido por Europa, sino que, desde mediados de septiembre, está presente en Nueva York, donde reclaman las mismas demandas que los indignados españoles. Otro ejemplo son las manifestaciones llevadas a cabo en Londres, desde el 6 de agosto de 2011, por cientos de personas tras la muerte de un joven en manos de la policía. Dichos disturbios se extendieron por todo Reino Unido en contra de la policía, debido a la aparente mala relación que ésta institución tiene con la raza negra, además del elevado porcentaje de desempleo y marginación educativa de dicha raza. Estas revueltas nos permiten conocer el poder de la juventud, organizadas gracias a las redes sociales. Además, advierten el malestar generalizado de la población ante las políticas económico-sociales y su falta de respuesta frente a las necesidades de la sociedad.
El estudiante de hoy, al igual que el estudiante del pasado, espera que su educación le permita tener las herramientas necesarias para hacer frente a las situaciones que la vida pone en el camino. Pero más importante aún, busca tener una identidad propia, con un gobierno e instituciones que respalden la autonomía de una nación y sus ideales. Escuchar a los jóvenes debe ser visto como una forma de acercamiento con la realidad y el futuro de un país; a través de la calidad en la educación para fortalecer nuestros lazos sociales, mediante la inclusión de sus demandas en la toma de decisiones políticas, de manera que permita proveer mayores oportunidades de desarrollo humano a las situaciones actuales, tomando como referencia los errores del pasado.
Publicación en Impreso
Número de Edición: 113
Autores: Miguel Castro Rodríguez
Sección de Impreso: Reflejo Internacional