Las cooperativas son escuelas de organización solidaria
En un mundo acosado por el materialismo existe la búsqueda de la transformación social. En algunas poblaciones del sur de Jalisco se ha encontrado en las Cooperativas un medio que permite construir un verdadero ejercicio de democracia y educación en la vida práctica de las comunidades, que se mantienen como una esperanza en su diario caminar.
Una cooperativa es un modelo en el que las personas se unen por voluntad propia y trabajan de forma organizada para mejorar el nivel de vida. Eso implica hacer frente a sus necesidades económicas, sociales y culturales comunes, sumando esfuerzos, compartiendo sus recursos y saberes para generar un capital común que se distribuye de forma equitativa.
El 31 de octubre Sayula fue sede de una reunión para el intercambio de experiencias. Acudieron seis grupos organizados: “Unidos con fuerza y fe” del barrio de la Virgencita. “Un mejor porvenir” de la Ascensión. “Unidos por la vivienda” un grupo que se organiza para fincar su casa. “Caminemos de la mano” de la Colonia el Amaqueño. “Caminando juntos” de San Sebastián. “Organización y progreso” de La Candelaria. También acudió la cooperativa “Unión y Fortaleza” de Usmajac.
Mercedes Hernández Damián participa en la Unidad de Producción Rural y Manjares Selectos del Sur de Ciudad Guzmán y reflexionó sobre el importante trabajo que el P. José Sánchez, actual párroco de Sayula, ha realizado al promover el cooperativismo en todas sus ramas. El P. José junto con algunas colaboradoras realiza un taller que es fundamental, pues quien no participa, no entra en ninguna cooperativa ya que es el filtro para reconocer si se quiere dar prioridad al bien común.
En el sur de Jalisco existe la llamada “Red de Unión y trabajo del pueblo” que está formada por socios de diferentes cooperativas de la región. Su objetivo es organizar a la ciudadanía para mantener una mística de servicio y solidaridad mutua, además de crear el hábito del ahorro. Trabajan con la organización de una mesa directiva, una asamblea anual y reuniones de representantes. Está integrada por personas de las comunidades de Atoyac, Zacoalco, y Tamazula que tienen a las cooperativas de “San Vicente” y “Naranjitos”.
En la red participan organizaciones de varios lugares de la Diócesis. En Ciudad Guzmán existe una cooperativa de vivienda y la cooperativa “Vasco de Quiroga”, en la parroquia de Cristo Rey, y además una cooperativa de vivienda. En Zapotiltic hay seis grupos: “Esperanza del pueblo”, “Cercaliza”, “Unidos para crecer”, “San José de la Tinaja”, “Koinonía” y “Huescalapa” que produce lombricomposta y está integrada por jóvenes.
Atemajac tiene una cooperativa de vivienda y producción de miel. En Tapalpa existen cooperativas en las comunidades de Ataco, Juanacatlán y San Antonio, que producen pan, panela, queso, rompope, medicina natural y artesanías. En Usmajac se elabora tostada. En Tuxpan realizan siembras en común. En Chiquilistlán hacen tostadas y medicina natural.
Aunque en la región la mayoría de las cooperativas son de ahorro y crédito, existen experiencias exitosas que se han convertido en cooperativas de producción. En este tipo de grupos se adaptaron a un modelo de organización que incluye los Consejos de administración y de vigilancia. Además el comité de crédito y el de educación, que trabajan en función de su cargo, sin recibir sueldo.
La diferencia entre las organizaciones empresariales y las cooperativas es que en éstas se trabaja para el desarrollo razonable de las comunidades, que viven y padecen los mismos problemas. Las cooperativas promueven el trabajo y no el asistencialismo; su propósito es revertir los problemas económicos y sociales del actual sistema regido por el materialismo, la ganancia por la ganancia y ajeno a todo principio humano.
Estas actividades siembran esperanzas en personas como Doña “Chave”, socia de la cooperativa “Caminemos de la Mano” quien narró sobre su experiencia: “Me estoy haciendo más ahorrativa y veo los beneficios de la cooperativa; por ejemplo, en la celebración de las primeras comuniones, las socias no se preocuparon por el gasto, pues con el capital ahorrado se les concedió un préstamo y de esta forma no tuvieron que endrogarse con los agiotistas”.
Lupita de la cooperativa “Unidos por la vivienda” aseguró: “lo que estamos ahorrando servirá sólo para construir, ya que es un requisito indispensable presentar notas de material de construcción, además ya estamos trabajando en nuestro terreno, hemos estado realizando faenas arreglando las calles. En nuestra cooperativa damos y recibimos”.
Y esas son las motivaciones que se materializan en esperanza de resolver unidos y organizados problemas de la comunidad.
Publicación en Impreso
Número de Edición: 114
Autores: María de Jesús Ramírez Parra
Sección de Impreso: Raíces