Homilía para el Jueves Santo 2013
Servir por opción
Textos: Ex 12, 1-8. 11-14; 1 Cor 11, 23-26; Jn 13, 1-15.
Jesús celebraba la Pascua judía. La realizaba de acuerdo a lo que escuchamos en la primera lectura. Era una cena de familia, una cena con que se agradecía a Dios la liberación de la esclavitud en Egipto, una cena en la que se comía un borrego y se cantaban himnos. Jesús le dio un nuevo sentido a esa cena pascual: la Última Cena se convirtió en una entrega. Nosotros estamos celebrando esta Eucaristía del modo en que Jesús lo hizo, aunque de manera incompleta.
Servir por opción
Textos: Ex 12, 1-8. 11-14; 1 Cor 11, 23-26; Jn 13, 1-15.
Jesús celebraba la Pascua judía. La realizaba de acuerdo a lo que escuchamos en la primera lectura. Era una cena de familia, una cena con que se agradecía a Dios la liberación de la esclavitud en Egipto, una cena en la que se comía un borrego y se cantaban himnos. Jesús le dio un nuevo sentido a esa cena pascual: la Última Cena se convirtió en una entrega. Nosotros estamos celebrando esta Eucaristía del modo en que Jesús lo hizo, aunque de manera incompleta.
Jesús se entregó voluntariamente. Antes de que fuera entregado, como les anunció durante la cena pascual, Jesús se dio. “Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes”, “Este cáliz es la nueva alianza que se sella con mi sangre”, les dijo según escuchamos en la narración de san Pablo. Y pidió que hiciéramos lo mismo en memoria suya. A lo largo de su ministerio, Jesús no había hecho otra cosa que darse en el servicio: curó, resucitó, multiplicó el pan, perdonó…
Antes de su entrega definitiva en la cruz, Jesús lavó los pies a sus discípulos y discípulas, la familia con que compartía la cena de Pascua. A ellos y a nosotros nos pidió que realizáramos lo mismo. El servicio debe ser vivido por opción, es decir, tiene que ser algo bien pensado, decidido, asumido como estilo de vida, como lo hizo Jesús en su vida, en la Última Cena y en la cruz. Si caemos en la cuenta, poco vivimos el servicio. Por eso nuestras Misas están incompletas.
A cada Eucaristía, especialmente la del domingo, tendríamos que venir cargados del servicio realizado durante la semana. Eso tendríamos que presentarle al Señor con ofrenda. De cada Eucaristía tendríamos que salir fortalecidos a servir a los demás, personalmente como opción de vida y como comunidad de manera organizada. No nos tenemos que desentender de los jóvenes que se drogan, de las madres solteras, de los enfermos, de las personas ancianas…
Que en esta Eucaristía de Jueves Santo, en la que nos encontramos con Jesús que se entrega, renovemos nuevamente el compromiso de entregarnos libre y voluntariamente para servir a los demás, especialmente a los pobres de la comunidad. En el momento de comulgar asumamos la tarea de hacer lo mismo que Jesús en memoria suya. Ojalá que en cada Eucaristía le presentemos a Dios, como ofrenda, el servicio realizado para que nuestras Misas sean completas.
28 de marzo de 2013