Homilía para el Domingo de Ramos 2017
Traición, negación, abandono
Con la celebración de hoy, Domingo de Ramos, acompañamos a Jesús en su entrada a Jerusalén, donde entregó totalmente su vida y resucitó. El centro de atención, más que en la bendición de las palmas, ramos y flores, está en la escucha y meditación de su Pasión. En ella, Jesús experimentó la traición, la negación y el abandono de parte de sus amigos, de los discípulos más cercanos, de los que Él había elegido como apóstoles. Como preparación a la Comunión sacramental, podemos preguntarnos si no estamos como ellos.
Traición, negación, abandono
Textos: Mt 21, 1-11; Is 50, 4-7; Flp 2, 6-11; Mt 26, 14-27, 66
Con la celebración de hoy, Domingo de Ramos, acompañamos a Jesús en su entrada a Jerusalén, donde entregó totalmente su vida y resucitó. El centro de atención, más que en la bendición de las palmas, ramos y flores, está en la escucha y meditación de su Pasión. En ella, Jesús experimentó la traición, la negación y el abandono de parte de sus amigos, de los discípulos más cercanos, de los que Él había elegido como apóstoles. Como preparación a la Comunión sacramental, podemos preguntarnos si no estamos como ellos.
Jesús fue traicionado por Judas, negado por Pedro y abandonado por todos, como acabamos de escuchar en la narración de san Mateo. Pero vivió esta experiencia totalmente unido a su Padre, a quien llamó Padre mío en el Huerto de los Olivos y Dios mío en la cruz. A esto se sumaron la aprehensión como si fuera un ladrón, el juicio amañado, las burlas, los golpes, la corona de espinas, los escupitajos, la cargada de la cruz, la crucifixión; en una palabra, la tortura que acabó con su vida.
Durante la semana, en las reflexiones que los jóvenes hicieron sobre la familia, reconocieron que continuamente se traiciona a la propia familia, se le niega, se le abandona, por pensar solamente en sí mismos, por despreocuparse de lo que pasa en casa, por la falta de diálogo, por los pleitos con los papás o entre hermanos. Pero esto mismo sucede entre esposos, entre papás e hijos, entre compañeros de trabajo, entre vecinos, entre personas de organizaciones o grupos: se viven las traiciones, se niega la amistad, se abandona al otro. Esto nos tiene que preocupar, porque la gran mayoría recibió el bautismo, se reconoce creyente en Jesús, se confiesa católico. Podemos decir que en todas esas situaciones se sigue negando, traicionando y abandonando a Jesús.
Sin embargo, Él no nos traiciona ni nos niega ni nos abandona, como no lo abandonó su Padre, a pesar de que se sintió abandonado por Él. Incluso, cuando Judas lo entregó, lo llamó amigo; cuando Pedro lo negó, lo miró con cariño; cuando todos lo abandonaron, con la confianza puesta en Dios dio su vida por toda la humanidad. Esto es lo que tendríamos que hacer con los demás, a pesar de y por encima de las desavenencias, agresiones, negaciones, traiciones. Este es un desafío para nosotros, que nos consideramos discípulos suyos. Los jóvenes se comprometieron a vivir el encuentro, el diálogo, la preocupación por su familia, el servicio y la ayuda a los demás. Se lo agradecemos con la Eucaristía.
Que el encuentro sacramental con Jesús que viviremos este domingo nos fortalezca para rehacer nuestra vida llena de traiciones, negaciones y abandonos. Pidamos a Dios que la entrega de Jesús, con la que se cumplieron las profecías y que nos trajo la salvación, la prolonguemos en la vida de las familias, de nuestra comunidad parroquial y de nuestra sociedad. Dispongámonos a recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesús, entregados por Él, destrozados por sus enemigos y resucitados por Dios.
9 de abril de 2017
La celebracion de este domingo de ramos estuvo muy emotiva en la comunidad Puerta del Zapatero, celebro el Pbro. Adrian