Homilía para el domingo de La Sagrada Familia 2012
Buscar a Jesús
Textos: 1 Sam 1, 20-22. 24-28; 1 Jn 3, 1-2. 21-24; Lc 2, 41-52.
La pregunta que Jesús hizo a sus papás, cuando lo encontraron en el templo, nos puede ayudar a la reflexión de este domingo en que celebramos a la Sagrada Familia. Jesús les dijo que por qué lo andaban buscando. Esta es la pregunta que nos podemos plantear, sobre todo teniendo en cuenta que en nuestro tiempo se buscan las marcas, la moda, el dinero, las novedades del mercado, lo que deje ganancia; pero muy poco a Jesús. Y esto se aprende en las familias.
Buscar a Jesús
Textos: 1 Sam 1, 20-22. 24-28; 1 Jn 3, 1-2. 21-24; Lc 2, 41-52.
La pregunta que Jesús hizo a sus papás, cuando lo encontraron en el templo, nos puede ayudar a la reflexión de este domingo en que celebramos a la Sagrada Familia. Jesús les dijo que por qué lo andaban buscando. Esta es la pregunta que nos podemos plantear, sobre todo teniendo en cuenta que en nuestro tiempo se buscan las marcas, la moda, el dinero, las novedades del mercado, lo que deje ganancia; pero muy poco a Jesús. Y esto se aprende en las familias.
Después de iniciar a su Hijo en la vida religiosa judía, María y José regresaron a buscarlo. Jesús decidió quedarse en Jerusalén, y en el templo, en las cosas de su Padre. Así se lo expresó a ellos. Les preguntó que si no sabían que se debía ocupar en los asuntos de Dios. ¡Claro que lo sabían! Ellos mismos se lo habían inculcado. No tenían por qué reclamarle. De hecho no le reclamaron eso, sino que se les quedó sin avisarles. El punto está en que lo buscaron.
Sin planteárselo, José y María realizaron lo que se debe aprender en las familias y lo que cada uno de los miembros de la Iglesia debemos vivir día a día: buscar a Jesús. Ellos lo hicieron porque era su Hijo y no iba de regreso a Nazaret. ¿Qué papás no buscan a su hijo o hija cuando se les pierde? Pero, ¿por qué o para qué buscar nosotros a Jesús? Simple y sencillamente porque Jesús es el centro de nuestra fe y tenemos que alimentarla para dar testimonio de Él.
María y José habían recibido la misión de criar y educar al Hijo de Dios. Jesús ya iba creciendo a su lado en todos los aspectos: en edad, en conocimiento, en testimonio, como escuchamos al final del texto del Evangelio. Ellos lo iban acompañando y le iban abriendo el camino desde su propia experiencia. Pero después –al menos aparece en María–, se convertirían en discípulos suyos. Esto da una luz a los papás para su vida como esposos y en el servicio hacia sus hijos.
Los papás, si quieren vivir bien su vida matrimonial, necesariamente tienen que encontrarse con Jesús, para conocerlo, aceptarlo, guiarse por sus enseñanzas, asumir el estilo de vida que Él propone a sus discípulos. En esta experiencia tienen que aclarar el sentido de su fe. Tienen que saber dar razón del motivo por el que hay que buscar a Jesús para aprender de Él. A Jesús no hay que buscarlo para que saque de los apuros, remedie las necesidades, como un milagrero.
En base a la vivencia de sus papás, los hijos e hijas tendrán que encontrar el sentido de su vida cristiana. La misión de los papás consiste en acercar a sus hijos a Jesús, ayudarles a crecer no sólo en edad y tamaño, sino también en su vida de fe, en su experiencia de seguimiento a Jesús. El ideal es que los niños, adolescentes y jóvenes, por sí mismos –y no a la fuerza– hagan el camino para buscar a Jesús, como el camino que hicieron José y María hasta Jerusalén.
Si se logra el encuentro con Jesús, se aprenderá de Él. Lo que Jesús hizo en su vida fue dedicarse a las cosas de su Padre. Lo de Dios es el Reino, manifestado en la misericordia, el perdón, la hermandad, la justicia, la solidaridad. Precisamente a esto dedicó Jesús toda su vida, no sólo aquella ocasión que se quedó en Jerusalén. Fue algo permanente. Qué tal que todos los papás, todos los hijos, todos los miembros de la Iglesia buscáramos siempre a Jesús.
El encuentro con Jesús es necesario para alimentar nuestra fe. Estar con Él ayuda a conocer las cosas de Dios. En las familias, tanto los papás como los hijos, tienen que aprender a buscar a Jesús, a creer en Él y aprender de Él a amar, como nos dice san Juan. Hoy tenemos la oportunidad de encontrarnos con el Hijo de Dios hecho Pan y Vino. Aprovechemos este don de Dios para alimentarnos y responder con los hechos a la pregunta sobre el porqué buscar a Jesús.
30 de diciembre de 2012