Homilía para el domingo de la Ascensión 2020

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Enviados a ser testigos de Jesús
Estamos ya finalizando el tiempo pascual, los cincuenta días posteriores a la Resurrección de Jesús. Este domingo, como cada ocho días, agradecemos a Dios la Resurrección de su Hijo en esta Asamblea eucarística, unos poquitos en el templo parroquial y muchos en sus casas tanto aquí en el pueblo como en otras partes a donde se ha ido para buscar la vida.

Enviados a ser testigos de Jesús

Textos: Hch 1, 1-11; Ef 1, 17-23; Mt 28, 16-20

Estamos ya finalizando el tiempo pascual, los cincuenta días posteriores a la Resurrección de Jesús. Este domingo, como cada ocho días, agradecemos a Dios la Resurrección de su Hijo en esta Asamblea eucarística, unos poquitos en el templo parroquial y muchos en sus casas tanto aquí en el pueblo como en otras partes a donde se ha ido para buscar la vida.

Hoy celebramos la fiesta de la Ascensión del Señor, sucedida a los cuarenta días de su Resurrección. Por eso, los textos bíblicos que se han proclamado nos dan testimonio de este acontecimiento y de la misión que Jesús confió a sus discípulos y discípulas antes de volver al Padre.

En este acontecimiento de la Ascensión y las instrucciones a sus discípulos, resalta la figura del Espíritu Santo, primero como promesa y después como compañía, luz y fuerza, para que la misión encomendada por Jesús se realizara con fidelidad. Jesús les pidió no alejarse de Jerusalén, sino permanecer allí reunidos y unidos hasta que recibieran la fuerza del Espíritu. Dentro de pocos días serían bautizados con el Espíritu Santo, que los fortalecería para ser sus testigos por todo el mundo. Esto sucedió en Pentecostés, fiesta que celebraremos solemnemente el próximo domingo.

En general, a los bautizados nos llama más la atención lo espectacular, lo que mueve el sentimiento, lo que hace sentir a gusto interiormente, y poco lo que impulsa al compromiso. Si nos fijamos, es muy fácil convocar a los vecinos, amigos, compañeros de trabajo o de escuela a los momentos de oración, a los retiros, a las “apariciones”, a las devociones, a las Misas; pero cómo cuesta trabajo convocarlos a la lectura, reflexión y proyección de la Palabra de Dios, a la formación para la misión –incluso hasta a varios agentes de pastoral–, al análisis de la realidad, a la organización para resolver necesidades, al compromiso a favor de los pobres y sufrientes. Es lo mismo que les pasó a los discípulos de Jesús cuando se elevó al cielo: se quedaron mirando hacia allá. Y los ángeles les recordaron que tenían que ir a realizar la encomienda que Jesús les acababa de hacer.

Jesús, además de pedirles que se mantuvieran a la espera del Espíritu Santo, los mandó a todos los pueblos a formar discípulos, a bautizarlos y a enseñarles los mandamientos y el estilo de vida que Él llevó. Y esto con su propio testimonio. Por eso les dijo que debían ser sus testigos hasta los últimos rincones de la tierra. Esa es la misión que recibimos nosotros en el Bautismo, que renovamos en la Confirmación y para la que nos alimentamos en la Comunión. No es otra nuestra tarea como miembros de la Iglesia y este día tenemos la oportunidad para renovarla.

Jesús prometió estar todos los días con sus discípulos y discípulas en esa misión hasta el fin del mundo. Lo ha hecho a través de su Espíritu, a partir del día de Pentecostés. Hoy también le agradecemos a Dios esta asistencia y compañía permanentes. Es el Espíritu de sabiduría, revelación, luz, fuerza, de que habla Pablo. A él personalmente lo estaba acompañando, asistiendo, iluminando, fortaleciendo en la misión y por eso estaba dando testimonio de Jesús con su vida.

Pidamos a Dios que esta fuerza nos siga acompañando en la misión. Que no nos quedemos sólo con la oración y las celebraciones en las que nos alimentamos de Jesús, sino que vayamos con alegría y fortaleza a la misión. Que no busquemos las cosas espectaculares y las experiencias sentimentales que no impulsan al compromiso, sino el encuentro personal y comunitario con Jesús, en la oración, la escucha y reflexión de su Palabra, en los encuentros de barrio, en los pobres, para realizar la misión y ser sus testigos por estos rincones de la tierra en que nos ha tocado vivir.

23 de mayo de 2020

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