Homilía para el 7° domingo ordinario 2017

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Amar a los enemigos

Ordinario7 A 17

Seguimos escuchando en el texto del evangelio las enseñanzas de Jesús a sus discípulos. En el Sermón de la Montaña nos plantea las normas para vivir como sus discípulos y discípulas y para garantizar la comunión en las comunidades. Hoy nos pide una de las cosas más difíciles de realizar en la vida: amar a los enemigos, devolver el bien a quienes nos hacen el mal, orar por los que nos levantan falsos. Revisar lo que hacemos cuando recibimos ofensas nos ayudará a preparar nuestro encuentro sacramental con Jesús.

Amar a los enemigos

Textos: Lv 19, 1-2. 17-18; 1 Cor 3, 16-23; Mt 5, 38-48.

Ordinario7 A 17

Seguimos escuchando en el texto del evangelio las enseñanzas de Jesús a sus discípulos. En el Sermón de la Montaña nos plantea las normas para vivir como sus discípulos y discípulas y para garantizar la comunión en las comunidades. Hoy nos pide una de las cosas más difíciles de realizar en la vida: amar a los enemigos, devolver el bien a quienes nos hacen el mal, orar por los que nos levantan falsos. Revisar lo que hacemos cuando recibimos ofensas nos ayudará a preparar nuestro encuentro sacramental con Jesús.

Todos sabemos lo que es recibir un golpe de agresión, una maltratada o que se nos levante un falso. Generalmente tendemos a devolver la agresión, a vengarnos, a cobrárnosla. Jesús pide de sus discípulos otra manera de reaccionar: no hacer resistencia a las personas malas, presentar la otra mejilla, amar a los enemigos, hacer el bien a los que nos odian, rogar a Dios por los que nos persiguen y calumnian. En el texto que escuchamos del Levítico, Dios pedía no odiar al hermano ni en lo secreto del corazón, no vengarse ni guardar rencor, amar al prójimo. Qué difícil es vivir esto. Sin embargo, es una buena prueba de nuestra condición de seguidores de Jesús.

En nuestros días hay muchísimas situaciones de agresión entre familiares, entre vecinos o compañeros de trabajo, entre países, religiones y partidos políticos. Vivimos en medio de un ambiente de violencia y venganza, de rencores y desquites, de ruptura de relaciones. Quizá nosotros mismos estemos en alguna situación de estas. Ciertamente ya le pedimos perdón a Dios al principio de la celebración, pero hace falta ir a buscar el perdón y la reconciliación para ser hijos e hijas de Dios. Jesús nos pide ser como el Padre del cielo.

De acuerdo a lo que dice el Salmo de hoy, Dios es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar los pecados, cura las enfermedades, colma de amor y ternura, no nos trata como merecen nuestras culpas. De acuerdo a lo que dice Jesús, Dios hace salir el sol sobre los buenos y los malos, y manda la lluvia sobre los justos y los injustos. Así deberíamos ser nosotros. Este es el ideal planteado por Jesús en el Sermón de la Montaña.

No es fácil, como reconocieron el grupo de aspirantes al diaconado de la primera vicaría al reflexionar este texto. Se necesita tomar conciencia de que somos hermanos, reconocer que Dios nuestro Padre perdona todas nuestras ofensas, recordar que Jesús perdonó a los que lo estaban clavando en la cruz. Además, se ocupa orar mucho por las personas que nos ofendieron. De otra manera, no colaboraremos a que se construya la comunión, a que se logre la armonía, a que la paz sea una realidad en nuestras familias, comunidades, sociedad y mundo.

La Eucaristía es el sacramento de la Comunión. Participar en ella y comulgar sacramentalmente nos compromete a ser lo más parecido que se pueda a Dios: misericordiosos, no rencorosos ni vengativos, generosos para perdonar, ver por los diferentes, abrirnos a aquellos con quienes no coincidimos, pedir por los que nos ofendieron, hacer el bien a los que nos hicieron el mal.

Pidamos a Dios que sepamos vivir como sus hijos e hijas, que no amemos sólo a quienes nos aman sino que aprendamos a amar a nuestros enemigos y a orar por ellos. Pidamos que se nos quite lo rencoroso y que dejemos de ser vengativos. Oremos para que se acaben en el mundo las agresiones en contra de los diferentes, de los que son de otra religión, de los que tienen ideologías distintas. Que más bien se vivan las buenas relaciones y se construya la comunión.

19 de febrero de 2017

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