Homilía para el 4° domingo de Pascua 2017
Escuchar y seguir al Pastor
Textos: Hch 2, 14. 36-41; 1 Pe 2, 20-25; Jn 10, 1-10.
Nos hemos reunido en este domingo, que es el cuarto del tiempo pascual, para celebrar la Eucaristía y alimentarnos de la Palabra y la Comunión que Jesús, como Buen Pastor nos ofrece. Hoy, a propósito de que es el domingo del Buen Pastor, en la Iglesia vivimos la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y en esta celebración nos unimos a ella, pidiendo a Dios que no nos falten vocaciones al ministerio ordenado, a la vida consagrada y a los servicios laicales, para que la misión se siga realizando en nuestra Diócesis.
Jesús se presenta como el Buen Pastor. Él es nuestro modelo para quienes tenemos personas a nuestra responsabilidad y debemos conducirlas en la vida: sacerdotes, papás, agentes de pastoral, gobernantes, maestros… Jesús nos dice cómo debemos ser y actuar en la vida para parecernos a Él: entrar por la puerta, ser conocidos y reconocidos por las ovejas, llamarlas por su nombre, conducirlas fuera, caminar delante de ellas, ofrecerles la vida en abundancia. Para poder vivir este servicio, necesitamos conocerlo a Él, escucharlo, seguirlo, recibir su vida.
Quien es pastor entra por la puerta, no por otro lado; no anda a escondidas realizando las cosas, no planea ni seduce en lo oscuro; tampoco engaña. Quien actúa así no es pastor sino ladrón. Debe haber un conocimiento mutuo entre pastor y ovejas: el pastor conoce a todas y ellas lo conocen y lo reconocen en su voz. Cuando esto sucede, se experimenta la confianza, se camina bien, se vive en la armonía, se ofrece la ayuda mutua. Pero cuando no hay conocimiento mutuo, y más bien quien tiene la tarea de ser pastor busca sacar ventajas, se dan los abusos, se pasa por encima de las ovejas, se dan las fracturas, se acrecienta la violencia, se les lleva a experiencias de sufrimiento –no pocas veces las ovejas quedan marcadas hasta por el resto de su vida–.
Además, frecuentemente se presentan voces que aparentan ser de pastores y dan la imagen de que quieren el bien de los demás. Y hay que estar atentos para discernir. Hay personas o grupos que ofrecen droga, hacer tranzas, sacar ventajas, ganar dinero fácil, tener éxito y poder; es lo hacen sobre todo con los adolescentes y jóvenes. El mercado, que mueve las relaciones sociales, económicas y políticas, ofrece comprar y vender, consumir, endeudarse, lucir, aparentar, destruir la naturaleza, y más cosas. Ahí se cumple lo que dice Jesús, que el ladrón sólo llega para robar, matar y destruir. ¿Cómo hacer para que todo esto no suceda en nuestra comunidad parroquial? ¿Qué medidas de prevención hay que tomar? ¿Qué hacer para tener y ofrecer la vida en abundancia que Jesús nos trae? ¿Por qué caminos conducirlos? ¿Qué alimentos ofrecerles? Son tareas que tenemos que trabajar como parroquia y en cada familia para estar en el camino de la vida digna para todos. Nuestro referente en esta búsqueda tiene que ser el Buen Pastor. A Él hay que escuchar y seguir, de Él nos tenemos que alimentar.
Vamos a encontrarnos sacramentalmente con Jesús. Él nos sigue alimentando; nos dará su Cuerpo y su Sangre, se dará totalmente para que sus ovejas tengamos fuerza y podamos seguirlo en su camino de servicio y entrega, el cual pasa por la cruz. Nos dará la vida que viene de Dios para que la tengamos y la proyectemos en los esfuerzos porque en nuestra comunidad haya vida digna. Pidamos a que Dios que no falten vocaciones de servicio en nuestra comunidad, que crezca el número y la calidad de los servidores laicos, que haya siempre ministros ordenados y personas consagradas, para que la misión que Jesús vivió y nos dejó la sigamos realizando. Después de escucharlo en el evangelio, dispongámonos a recibirlo en la Comunión.
7 de mayo de 2017