Homilía para el 3er domingo ordinario 2017
Ser luz en tierra de paganos
En el texto del evangelio escuchamos el inicio de la misión de Jesús. Dejó Nazaret, su pueblo donde creció, para irse a una tierra considerada de paganos. Con esto se cumplió la profecía de Isaías, en la que anunciaba una luz para el pueblo que caminaba en tinieblas, una luz que le iluminaría su vida, una luz que cambiaría su vida. Esta luz fue Jesús de Nazaret. El texto nos recuerda también lo que tiene que ser nuestra vida y misión como discípulos suyos, aquello que dijo después en el Sermón de la Montaña: que somos la luz del mundo.
Ser luz en tierra de paganos
Textos: Is 8, 23-9, 3; 1 Cor 1, 10-13. 17; Mt 4, 12-23.
En el texto del evangelio escuchamos el inicio de la misión de Jesús. Dejó Nazaret, su pueblo donde creció, para irse a una tierra considerada de paganos. Con esto se cumplió la profecía de Isaías, en la que anunciaba una luz para el pueblo que caminaba en tinieblas, una luz que le iluminaría su vida, una luz que cambiaría su vida. Esta luz fue Jesús de Nazaret. El texto nos recuerda también lo que tiene que ser nuestra vida y misión como discípulos suyos, aquello que dijo después en el Sermón de la Montaña: que somos la luz del mundo.
La salvación de Dios es para todos los pueblos de la tierra. Esto lo vimos claro en su manifestación a los Magos de Oriente. Lo estaremos descubriendo a lo largo de este año en las narraciones de san Mateo. Jesús comenzó su misión en Galilea de los paganos. Desde allí se convirtió en luz para el mundo, llamando a la conversión, invitando a sus primeros discípulos, enseñando en las sinagogas, anunciando la buena nueva del Reino, curando a los enfermos y sufrientes. Allí en Galilea también terminó su misión y la encomendó a sus discípulos, poco antes de volver al Padre. Con la comunión sacramental nos alimentamos para salir de aquí del templo a realizarla.
En tiempos de Jesús, la mayoría de las gentes vivía en el sufrimiento, la angustia, el abandono, la oscuridad. Con su palabra, sus gestos, su contacto, su consuelo, Jesús se convirtió en luz para ellas. Gran parte de su misión la dedicó a curar, consolar, confortar, responder a sus necesidades. En nuestros días y entre nosotros, ¿cuántas personas sufren, viven en la angustia, cargan con una enfermedad, no encuentran el sentido de la vida? Es la mayoría. Yo creo que ellas esperan una luz para su vida, una palabra de consuelo, una mano de apoyo. A nosotros nos toca ofrecérselas.
Jesús inició su ministerio llamando a la conversión. Eso mismo había hecho Juan el Bautista para preparar a sus paisanos a recibir al Mesías. La conversión es necesaria para recibir a Jesús, para encontrarse con Él, para seguirlo en su camino como discípulos. Con Jesús llegó el Reino de Dios. Para abrirse a su novedad, era y sigue siendo necesario entrar en proceso de conversión. De otra manera no se podrá vivir el encuentro con Jesús, ni aceptar su propuesta de vida, ni caminar con Él en la misión, ni ser luz para los demás.
Los primeros que llamó para compartirles su misión de ser pescadores de hombres fueron precisamente unos pescadores. Ellos ya habían escuchado la invitación del Bautista a la conversión y se habían dispuesto a recibir al Mesías. Luego escucharon y aceptaron la llamada de Jesús, tanto a la conversión como a seguirlo. Lo hicieron con total disposición, con inmediatez, sin poner pretextos, libres de su familia, trabajo, intereses personales y pueblo. Esto es algo que nos hace falta a la gran mayoría de los bautizados. Recibimos el Bautismo y quizá más sacramentos, pero poco salimos a misionar. La gente está esperando la Palabra de Dios, para encontrar luz, consuelo, apoyo y sentido en su vida. También necesitamos convertirnos a Jesús para ser pescadores de hombres.
Además, a la mayoría de los bautizados no les está llegando el evangelio. Podemos decir que nuestras comunidades son tierra de paganos que no han sido evangelizadas. ¿Qué estamos haciendo quienes nos reunimos a la reflexión de la Palabra, a las celebraciones dominicales, a la preparación para los sacramentos? Poco o nada. Tomemos conciencia de que somos discípulos de Jesús para vivir la misión, para ser como Él luz para quienes hoy viven en tinieblas.
22 de enero de 2017