Homilía para el 31er domingo ordinario 2017

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Discípulos servidores

Ordinario31 A 17

Después de las denuncias que hizo a las autoridades religiosas de su tiempo, sumos sacerdotes, doctores de la ley y ancianos del pueblo, Jesús siguió enseñando a las multitudes y a sus discípulos. A propósito del modo de actuar de los escribas y fariseos, presenta el ideal de discípulos y discípulas que Él quiere en su comunidad. Lo que dijo a quienes lo escuchaban en aquella ocasión es también para nosotros hoy. La reflexión que hagamos sobre nuestra vida a la luz de sus enseñanzas, nos ayudará a prepararnos para recibirlo de manera sacramental en la Comunión.

Discípulos servidores

Textos: Ml 1, 14-2, 2. 8-10; 1 Tes 2, 7-9. 13; Mt 23, 1-12.

Ordinario31 A 17

Después de las denuncias que hizo a las autoridades religiosas de su tiempo, sumos sacerdotes, doctores de la ley y ancianos del pueblo, Jesús siguió enseñando a las multitudes y a sus discípulos. A propósito del modo de actuar de los escribas y fariseos, presenta el ideal de discípulos y discípulas que Él quiere en su comunidad. Lo que dijo a quienes lo escuchaban en aquella ocasión es también para nosotros hoy. La reflexión que hagamos sobre nuestra vida a la luz de sus enseñanzas, nos ayudará a prepararnos para recibirlo de manera sacramental en la Comunión.

Lo primero que hizo fue señalar las actitudes reprobables en la vida de los escribas y los fariseos y en la vida de quienes se ubiquen de la misma manera que ellos. Ellos decían una cosa y hacían otra; hacían cargas muy pesadas y difíciles de llevar, las echaban sobre las espaldas de los demás y ellos ni siquiera con el dedo les ayudaban; hacían las cosas para que la gente los viera y los alabara, ensanchaban los bordes de su manto donde llevaban escritas las oraciones y mandamientos, buscaban los lugares de honor en las fiestas y en la sinagoga, les gustaba que la gente los llamara maestros, padres o guías. Era todo un estilo de vida que no le agradaba a Dios.

Entre ellos no aparecía la dimensión servidora, la sencillez, la humildad, sino el poder, el mando, la soberbia, la apariencia, la doble moral. ¿No será que muchos de nosotros así nos ubicamos en la vida? También entre nosotros hay actitudes farisaicas, cuando buscamos que nos hagan reverencias o caravanas, cuando pedimos a los demás que hagan lo que deberían hacer y nosotros hacemos lo contrario, cuando buscamos el poder, los puestos, la fama, cuando echamos cargas sobre los demás y para nada les ayudamos… todo esto tanto en la familia como en el trabajo o en el barrio. Son exactamente las cosas que Jesús reprueba. Y tenemos que pensarnos bien, porque somos bautizados y Jesús espera otra cosa de nosotros.

Para nosotros los pastores el ministerio que se nos ha confiado es una tentación permanente contra la que tenemos que luchar, porque fácilmente nos ponemos por encima de los demás, buscamos los mejores puestos, las reverencias y los halagos, tendemos a mandar, a dominar, a sentirnos buenos, perfectos, infalibles; nos cuesta trabajo abajarnos, humillarnos, servir. Pídanle a Dios que seamos pastores con un estilo de vida como el que Jesús espera de sus discípulos.

¿Qué es lo que pide Jesús de sus discípulos? Lo señala al final del texto del evangelio que se ha proclamado: hacerse servidores, humillarse, caminar por abajo. Y eso cómo cuesta trabajo. Pero es lo que Jesús vivió y es lo que tenemos que vivir nosotros, si queremos ser buenos discípulos suyos. Vivir en el servicio, en la sencillez, en la humildad, humaniza a las personas porque las abre al encuentro, al respeto, a la convivencia, a la hermandad; en cambio, actuar como los escribas y fariseos conduce a la deshumanización, porque se dan las luchas por el poder, el dominio, los puestos, pasando por encima de los demás y de la naturaleza.

Jesús quiere que todos sus discípulos y discípulas seamos sencillos y servidores. Antes de acercarnos a la Comunión sacramental, preguntémonos qué tanto estamos caminando en este estilo de vida, porque comulgar nos une a Jesús y su modo de vivir, a sus actitudes y proyectos, a su misión al servicio del Reino. Dispongámonos a vivir este encuentro sacramental con Jesús y a salir de esta celebración a vivir en la sencillez de vida, a ser personas humildes, a servir, a construir un mundo de encuentro, respeto, convivencia, armonía, comunión, paz.

5 de noviembre de 2017

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