Homilía para el 29° domingo ordinario 2021
En los textos bíblicos que acabamos de escuchar, se nos presenta a Jesús como el servidor por excelencia. Él vino al mundo como siervo y en esta condición realizó su misión.
Servidores como Jesús
Textos: Is 53, 10-11; Hb 4, 14-16; Mc 10, 35-45
En los textos bíblicos que acabamos de escuchar, se nos presenta a Jesús como el servidor por excelencia. Él vino al mundo como siervo y en esta condición realizó su misión. Se lo dijo a los Doce en su enseñanza sobre el servicio, como acabamos de escuchar.
Ellos andaban discutiendo sobre quién era el más importante de todos en el grupo y se andaban peleando por los puestos. Lo mismo sucede en todos los espacios en que nos movemos: en la familia, en el barrio, en el trabajo, en las organizaciones, en la Iglesia. Las luchas por el poder son terribles. Dice un dicho que detrás de toda guerra hay una lucha por el poder. Y esto pasa no solamente en las guerras armadas entre países o entre grupos, sino en toda relación humana. Se busca el modo de aparecer como grandes y sabios, de hacer sentir el poder sobre los demás, de subir de puesto, y con este objetivo se les echa tierra, se busca el modo de desacreditarlos, se pasa por encima de ellos. Santiago y Juan, pero también los otros diez que se enojaron contra ellos, era lo que buscaban; querían ser el primero y el segundo en importancia entre los apóstoles.
Jesús, conociendo la dinámica del poder, retomó el hecho de que los gobernantes, como se sienten dueños de todo: cosas, personas, instituciones, acciones, decisiones… con el poder que tienen dominan, oprimen, hacen y deshacen. Y enseguida les propuso la dinámica de la hermandad, para vivirla a lo interno del grupo y en la comunidad. Esto es para nosotros hoy. Les dijo que, si alguien quiere ser grande entre todos, tiene que ser el servidor de todos; la grandeza del discípulo está en hacerse servidor de los demás. También les dijo que, si alguien quiere ser el primero de todos, tiene que convertirse en esclavo de todos.
Y les puso el referente: Él mismo. Quien quiera ser buen discípulo de Jesús, tiene que ubicarse en la vida como Jesús: no buscar ser servido, sino servir hasta dar la vida por todos. Es lo que resaltan de Jesús los otros textos. Isaías anunció al siervo del Señor que entregaría su vida sufriendo, y en sus sufrimientos haría suyos los sufrimientos de todos y con sus sufrimientos daría el perdón de los pecados. Fue un anuncio profético de la pasión redentora de Jesús. El autor de la Carta a los Hebreos, habló de Jesús como nuestro sumo sacerdote que se compadeció de los sufrimientos de la humanidad, pasando por las mismas pruebas de las personas, menos el pecado. Así vivió y realizó su condición sacerdotal.
Este testimonio de Jesús nos da una luz en relación a lo que tiene que ser toda nuestra vida y en relación al proceso sinodal que está comenzando. Cada uno de los bautizados tenemos que ser servidores y esclavos de los demás como estilo de vida; cada barrio y cada parroquia, debemos ser comunidades servidoras o ministeriales al servicio de los demás, especialmente de los alejados, los pobres y los más frágiles. El servicio de la Iglesia durante el caminar sinodal —sínodo significa caminar juntos— tiene que ser el de la escucha a todos los miembros del pueblo de Dios para captar las necesidades, angustias, dolores, esperanzas de los pobres y discernir, escuchando al Espíritu Santo, qué hacer para servirles desde el evangelio a sus situaciones. Pidamos al Señor que seamos servidores, como Jesús.
17 de octubre de 2021