Homilía para el 15º domingo ordinario 2015

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Elegidos, llamados y enviados

Ord15 B 15

El Señor Jesús nos convocó este domingo para alimentarnos con su Palabra y su Cuerpo y Sangre, doble alimento que fortalece para ir a la misión. Las lecturas que acabamos de escuchar nos hablan de elección, llamado y envío, y por tanto nos recuerdan nuestra condición de discípulos misioneros de Jesús. Él nos eligió, nos llamó y envió, como le sucedió a Amós con Dios y a Pablo con el mismo Jesús. Con la Eucaristía de hoy le agradecemos nuestra vocación y misión.

Elegidos, llamados y enviados

Textos: Am 7, 12-15; Ef 1, 3-14; Mc 6, 7-13.

Ord15 B 15

El Señor Jesús nos convocó este domingo para alimentarnos con su Palabra y su Cuerpo y Sangre, doble alimento que fortalece para ir a la misión. Las lecturas que acabamos de escuchar nos hablan de elección, llamado y envío, y por tanto nos recuerdan nuestra condición de discípulos misioneros de Jesús. Él nos eligió, nos llamó y envió, como le sucedió a Amós con Dios y a Pablo con el mismo Jesús. Con la Eucaristía de hoy le agradecemos nuestra vocación y misión.

San Pablo nos recuerda que Dios nos eligió en Cristo para que fuéramos sus hijos y nos invita a bendecirlo. Ser hijos de Dios nos iguala a Jesús, somos hermanos suyos, y además compartimos su vida y misión. Esto se hizo manifiesto el día de nuestro Bautismo. Allí, aceptando su llamada, fuimos constituidos hijos e hijas de Dios. Con nuestra oración damos gracias a Dios por su elección y nos comprometemos a caminar en la santidad, en el estilo de vida de Jesús.

Además de haber sido elegidos, al igual que a los Doce, Jesús nos ha llamado para confiarnos una misión. Hoy nos recuerda que tenemos una misión qué realizar. Es la misma misión que Él iba realizando día a día por los pueblos y caminos de Galilea: anunciar y hacer presente el Reino de Dios en el mundo. Esta es nuestra misión como discípulos de Jesús. Debemos hacer lo mismo por los caminos y calles de nuestra comunidad, en la familia y lugar de trabajo.

A los Doce les pidió que fueran a anunciar el Reino de Dios y a hacerlo presente con la curación de los enfermos y la expulsión de los demonios. Además, para vivir como misioneros, Jesús les dio el poder con que Él realizaba su misión. No iban solos, pues llevaban la misma fuerza de Jesús: el Espíritu Santo. Ese poder es para servir, no para servirse de los demás; para atender a los enfermos, a los poseídos por el demonio, a los excluidos de la sociedad, a los pobres.

Al mismo tiempo, les mandó que se fueran a la misión desprovistos de todo aquello que da seguridad: alimento, cambios de ropa, dinero; les pidió ir únicamente con lo que llevaban puesto. Para ir a la misión solamente se necesita la experiencia de encuentro con Jesús, el esfuerzo de seguirlo en su camino, el testimonio de servicio a los demás. Con eso es suficiente para vivir como misioneros, porque lo que hay que hacer es dar testimonio de Jesús y su servicio al Reino.

Otra cosa importante es el modo de ser enviados: de dos en dos. Es la dimensión comunitaria de la misión. Aunque cada quien es llamado y enviado de manera personal –así sucedió en el Bautismo–, sin embargo se entra en la comunidad y se comienza a participar de su vida y misión. Ir de dos en dos posibilita la compañía, el diálogo, el apoyo, el compartir y reflexionar, además de dar testimonio de comunión y de caminar juntos en la misión al servicio del Reino.

Hoy es un día oportuno para preguntarnos sobre la conciencia que tenemos de haber sido elegidos, llamados y enviados por Jesús a la misión y si la estamos realizando. ¿Qué estamos haciendo personalmente para vivir como misioneros? ¿Esto que realizamos lo hacemos junto con los demás, en la comunidad? Quienes son casados, ¿están viviendo –de dos– la misión en su familia, con sus hijos, y en su comunidad? Si no estamos siendo misioneros, pidamos perdón.

Con la Eucaristía agradezcamos a Dios que nos convocó para alimentarnos de su Hijo Jesús. Él es el Pan para el camino. Démosle gracias porque nos eligió para ser sus hijos, para hacernos hermanos de Jesús y participar de su misión. Pidámosle la fuerza y asistencia de su Espíritu para salir de la Misa a predicar el Evangelio y a servir a los demás, curar a los enfermos, expulsar los demonios, como hicieron los Doce, aquella vez que fueron llamados y enviados por Jesús.

12 de julio de 2015

1 pensamiento sobre “Homilía para el 15º domingo ordinario 2015

  1. gracias por mantenernos preparados ala venida del señor.Dios me los cuide.

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