Homilía para el 12º domingo ordinario 2017
A la misión sin miedo
Estamos por cumplir 45 años de vida como Diócesis. Con la Eucaristía de hoy agradecemos a Dios lo que ha hecho con nosotros por la acción de su Espíritu y le pedimos que nos siga asistiendo para realizar la misión en el Sur de Jalisco. Los textos bíblicos que hemos escuchado nos recuerdan que la misión no es fácil, pero que tampoco estamos solos. Jesús nos acompaña y su Espíritu nos impulsa a seguir adelante. Lo que nos toca hacer, siempre pero sobre todo en las dificultades, es confiar en el Padre providente, como Jesús nos enseña.
A la misión sin miedo
Textos: Jr 20, 10-13; Rm 5, 12-15; Mt 10, 26-33.
Estamos por cumplir 45 años de vida como Diócesis. Con la Eucaristía de hoy agradecemos a Dios lo que ha hecho con nosotros por la acción de su Espíritu y le pedimos que nos siga asistiendo para realizar la misión en el Sur de Jalisco. Los textos bíblicos que hemos escuchado nos recuerdan que la misión no es fácil, pero que tampoco estamos solos. Jesús nos acompaña y su Espíritu nos impulsa a seguir adelante. Lo que nos toca hacer, siempre pero sobre todo en las dificultades, es confiar en el Padre providente, como Jesús nos enseña.
Casi siempre tenemos miedo a la misión. Es normal. Pero cuando se sabe de las dificultades que tienen los agentes de pastoral por andar en el servicio a la comunidad, se prefiere mejor no entrarle a las tareas de la evangelización. Los servidores de la comunidad saben de los conflictos que se vienen por colaborar en la comunidad: con la propia familia hay problemas, crisis, desavenencias, reclamos; de los vecinos o compañeros de trabajo, sobre todo cuando algo no anda bien en la familia de quien es agente de pastoral, se reciben habladas –y a veces fuertes–; quienes cometen injusticias o abusos en contra de las personas o de la naturaleza, amenazan o agreden a quienes proféticamente denuncian esas situaciones.
Eso mismo experimentó Jeremías. Y ante los conflictos y amenazas, mantuvo su confianza en Dios. Sabía que Él estaba a su lado y que salvaba al pobre de la mano de los malvados.
Cuando Jesús envió a los Doce a la misión, les advirtió que iban a tener conflictos, dificultades, persecuciones, amenazas, torturas, condena a muerte. Pero les pidió que siguieran adelante en la llamada a la conversión, el deseo de paz, el anuncio del Reino, la curación de enfermos, la expulsión de demonios; si no los recibían en un lugar, debían ir a otro a seguir anunciando la Buena Nueva. El ejemplo se lo estaba poniendo Jesús mismo. Siguió adelante hasta la cruz.
También les dijo de no temer a las personas, aunque les quitaran la vida. Quien sufre o pierde la vida por causa del Evangelio, es un testigo fiel. A Jesús se la quitaron y se mantuvo como testigo fiel a la causa del Reino, como Hijo obediente al Padre. Vivió su misión hasta morir crucificado, confiando siempre en su Padre. Se lo pedía en el Padrenuestro: “Venga tu Reino”, “Hágase tu voluntad”; se lo dijo en el Huerto de los Olivos: “Padre, si es posible, que pase de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya”; se lo sostuvo en la Cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. Experimentaba el miedo pero se abandonaba a su Padre.
Dios cuida de sus hijos e hijas. Si cuida de los pajaritos, que se compran y venden, mucho más de las personas y con mayor razón de los enviados a la misión. Por eso no debemos tener miedo de salir a misionar, a llevar el Evangelio a los alejados, a devolver la esperanza a las periferias, a construir la comunidad en el barrio, colonia o rancho, a anunciar y manifestar con signos el Reino de Dios. Ciertamente esto traerá conflictos, provocará el miedo, pero Dios asiste con su Espíritu.
La celebración del aniversario de la Diócesis es una oportunidad para reanimarnos a la misión. Quienes ya están colaborando en la tarea evangelizadora, a seguir adelante, a pesar de las dificultades; quienes no nos animamos todavía, a no dejarnos llevar por el temor ni seguir poniendo pretextos para no ser misioneros. Dios nos cuida para que nos mantengamos en el anuncio del Evangelio, el Espíritu nos guía y nos sostiene, Jesús nos fortalece con su Cuerpo y su Sangre. Dispongámonos a recibirlo en la Comunión para volver a la misión sin temores.
25 de junio de 2017