Homilía de la Vigilia Pascual 2012
Luz, Palabra, Agua y Pan
Hemos encendido nuestros cirios tomando la luz del fuego nuevo, símbolo de Cristo resucitado. Él es la luz que brilla en medio de la noche, como se acaba de cantar en el pregón pascual. Es la luz que necesitamos mantener encendida para que se ahuyenten las tinieblas de la violencia en nuestro país. Es la luz en que nos tenemos que convertir para iluminar la vida de nuestras familias y comunidades. No salgamos de esta celebración y vivamos en la oscuridad.
Luz, Palabra, Agua y Pan
Hemos encendido nuestros cirios tomando la luz del fuego nuevo, símbolo de Cristo resucitado. Él es la luz que brilla en medio de la noche, como se acaba de cantar en el pregón pascual. Es la luz que necesitamos mantener encendida para que se ahuyenten las tinieblas de la violencia en nuestro país. Es la luz en que nos tenemos que convertir para iluminar la vida de nuestras familias y comunidades. No salgamos de esta celebración y vivamos en la oscuridad.
Hemos escuchado la Palabra de Dios, que nos transmite los principales momentos de la historia de la salvación, el mayor de los cuales es la Resurrección de su Hijo. Acabamos de escuchar la noticia de que Jesús de Nazaret, el crucificado, no permaneció en la tumba sino que resucitó. Esa es la noticia que nos toca transmitir con nuestra vida. No nos quedemos solamente con el hecho de haber escuchado los textos bíblicos en esta noche de vigilia Pascual.
Enseguida vamos a renovar las promesas de nuestro Bautismo, con lo que renovamos el compromiso de seguir a Jesús en su camino, de vivir como testigos suyos, de hablar de Él a los demás. El agua con que seremos rociados nos vuelve al Bautismo, en donde fuimos enviados a la misión. Y, como culmen de esta celebración, nos acercaremos a la Comunión sacramental. Es el Resucitado que nos nutre para mantenernos con fuerza en las tareas de la evangelización.
En esta noche anunciamos solemnemente la muerte y proclamamos la resurrección de Jesús. Es la celebración más importante del año. El fuego bendecido, la Palabra escuchada, el agua rociada, el Pan compartido, nos impulsan a ser testigos del Resucitado. Él nos ilumina, nos habla, nos renueva y nos alimenta para que seamos sus misioneros. Fortalecidos por la celebración del Misterio Pascual, vayamos a dar testimonio con nuestra vida de su Resurrección.
7 de abril de 2012