Guía para la celebración dominical en familia (16 de agosto de 2020)
Les compartimos esta guía para la celebración dominical en familia, para el próximo domingo 16. Ojalá que les ayude en su vida de familia y de comunidad.
Una mujer con grande fe
Celebración dominical de la Palabra en familia – XX Domingo ordinario – 16 de agosto de 2020
Parroquia de Santo Niño Milagroso, en Huescalapa, Jal.
- Preparar un altar con el cirio encendido, la Biblia abierta en Mt 15, 21-28; tener también señalado el Salmo 67(66). Colocar una imagen de Jesús y la mujer cananea, y varias imágenes de mujeres que sufren (por enfermedad, machismo, discriminación, abandono, etc.); poner una flor sobre cada imagen. Un letrero: “¡Mujer, qué grande es tu fe!”.
INICIO
CANTO: La fe de la mujer cananea (Se puede encontrar y descargar en YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=piDfVIBIs4g&pbjreload=101).
PAPÁ: Con esta celebración, desde nuestra casa y como familia, nos unimos a todas las comunidades que se reúnen hoy domingo para dar gracias a Dios por la Resurrección de su Hijo. Nos vamos a encontrar con Jesús en el evangelio, así como Él se encontró con una mujer cananea que tenía enferma a su hija. Vivamos con alegría esta celebración dominical.
MAMÁ: Iniciamos nuestra celebración En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¿Qué vemos en el altar? ¿Qué nos hace pensar? ¿Cuál es la situación de las mujeres que sufren por la enfermedad, el machismo, la discriminación, el abandono o por otras situaciones? (Platiquemos de algún caso de nuestra comunidad).
Vamos a pedir perdón a Dios por las situaciones de sufrimiento de muchas mujeres, en algunas de las cuales quizá nosotros hemos participado. Cada quien hace una oración y respondemos: Perdónanos, Señor, por el sufrimiento de las mujeres.
JUNTOS: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén.
PALABRA DE DIOS
PAPÁ: Vamos a leer el texto de evangelio de este domingo. San Mateo nos narra el encuentro sanador entre Jesús y una mujer cananea, encuentro en el que ella fue valorada como mujer y como creyente, y fue atendida por Jesús.
En silencio, cada quien le pide a Dios que le abra su corazón para recibir y comprender su Palabra, para ponerla luego en práctica (Silencio).
- Una hija toma la Biblia del altar y lee Mt 15, 21-28 (Nota: Si es necesario, se lee otra vez el texto).
¿Qué nos llama la atención de esta narración? ¿Por qué sufría aquella mujer? ¿Cuál fue la primera reacción de Jesús? ¿Y la de sus discípulos? ¿Qué les respondió Jesús? ¿Qué hizo enseguida la mujer? ¿Qué respuesta le dio? ¿Cuál fue la reflexión de la cananea? ¿Qué terminó diciéndole Jesús?
MAMÁ: Así como sucede con muchísimas mujeres hoy, así sufría aquella señora que fue a buscar a Jesús. En primer lugar, por la discriminación de los varones, porque era mujer y las mujeres no contaban en la vida de la sociedad; en segundo lugar, por el desprecio de los judíos, porque como no era del pueblo escogido por Dios, junto con sus paisanos era considerada pagana, impura, maldecida; en tercer lugar, por la enfermedad de su hija.
A pesar de todo eso, era una mujer llena de fe. Creyó en Jesús, aceptó el proyecto de salvación de Dios, le suplicó que la ayudara; esperó la ayuda, aunque fueran migajas, de lo que Jesús hacía por los judíos. Aunque al principio le mostró indiferencia y luego le respondió de manera grosera, Jesús le valoró su fe y curó a su hija. Con esto, Jesús dejó claro que nadie está excluido del proyecto de salvación de Dios y que todas las personas de todos los pueblos, no sólo los judíos, tienen la puerta abierta para entrar en la familia de Dios.
Vamos a responder a la Palabra de Dios con el Salmo 67(66). Cada quien toma una flor en su mano y después de que recitemos el Salmo, hacemos un ramo y lo colocamos en el altar como signo de que aceptamos que todos los pueblos están llamados a participar de la salvación de Dios y como compromiso de que vamos a respetar, valorar, cuidar y defender a las mujeres, sobre todo a las que están sufriendo.
ORACIÓN Y BENDICIÓN
PAPÁ: Terminemos nuestra celebración, recitando la oración que Jesús enseñó a sus discípulos y discípulas: Padre nuestro…
MAMÁ: Pidamos a Dios su bendición para que tengamos una fe como la de la cananea y demos testimonio de Jesús su Hijo. Haciendo la señal cruz sobre nosotros, decimos: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.
- Canto final: La fe de la mujer cananea.